Oliver.
Es raro, de las pocas veces que había consumido marihuana, nunca me había sentido de esta forma. Estaba mareado, muy mareado y el mal estar me estaba matando poco a poco, además podría decirse que la voz chillona de Kellin me estaba aturdiendo, si no fuera tan tolerante hubiera golpeado su hermoso rostro hace cinco minutos atrás.
-Callate un minuto.- Pedí finalmente, luego de tanto escucharlo hablar sobre el estúpido colegio y como todos preguntaban por mi. Él me miró de mala forma, rodando sus ojos luego y acelerando el paso, como cualquier chico caprichoso, a veces Kellin era muy inmaduro para su edad. Supongo que sus padres no le dieron una buena infancia y ahora le cuesta madurar, incluso con 19 años. -No te enojes, sólo me siento mal y necesito que te calles.- Susurre muy bajo, esperando a que él disminuyera su paso, pero simplemente me ignoró, como era de esperarse y como siempre lo hacía, ya conocía de memoria a mi amigo.
Pasaron los minutos de esa forma, en donde yo caminaba con total calma, rogando llegar en algún momento a la casa de Kellin y en donde él simplemente caminaba como si yo no existiera, realmente se había ofendido, pero él era fácil de ofenderse, así que simplemente ya lo dejaba pasar. Miré a mis costados, buscando algún tipo de guardia de seguridad cerca, para mi suerte no habia ninguno presente, saqué mi tipica cajita de cigarrillos mentolados, los cuales camuflaba a mi tesoro, lo único ilegal que hasta ahora me había animado a probar, al instante mi amigo se detiene, volteandose a mirarme con las cejas levemente levantadas.
-¿Irás a la fiesta de Jannet?
-Tal vez. -Respondí, encendiendo al mismo tiempo el faso, quitandolo luego de mis labios para seguir caminando, dejando esta vez atrás al morocho, escuchando luego sus pasos fuertes; estaba corriendo. De un momento a otro se posiciona a mi lado, mirando mi perfil, odiaba eternamente cuando hacía aquello. -Deja de mirarme, Quinn.- Solté de inmediato, tirando el humo lo más lejos posible de él, ya que aún no estaba metido en ello y dudaba que quisiera meterse dentro de poco, Kellin era un chico muy bueno, que respetaba mucho lo que decía su madre, especialmente cuando se trataba de drogas.
-Si vas, prometo hacerte una mamada en el baño.
Desvíe un momento mi rostro hacía él, mirándolo de forma divertida, sabía exactamente que él era capaz de todo, pero a veces me sorprendía su deseo sexual, nunca se cansaba y siempre quería más... Si pudiera, bueno, si mi pene pudiera le estaría dando un día entero, pero tanto él como su culo me terminan dejando completamente seco, exhausto y flacido. -Lo pensaré, tengo cosas que hacer.- Mentí con el único objetivo de que siguiera insistiendo, tal vez agregando más ideas para convencerme a ir, de lo contrario simplemente me quedaría en mi casa, muy dormido, bajo mis tres mantas y mi oso pequeño.
-Dejaré que me chupes el culo.
¡Aleluya! Con aquello había tomado toda mi atención, Kellin podría ser muy goloso en todo sentido, pero le tenía cierta vergüenza a cosas que quizás para mi eran normales, entre esas, lamerle su hermoso y excitante culo. Lo miré atentamente, relamiendo mis propios labios con la simple de idea de tenerlo temblando por culpa de mi lengua, él solamente me mira, expectante, entonces asenti, calando fuerte del faso, soltando el humo hacía el lado contrario del chico. -¿Dedos incluidos?- pregunté luego de varios minutos, volviendo a mirar su rostro, el cual se había tornado un poco rojo en cuestión de segundo; realmente le daba mucha vergüenza aquello y más dejárselo hacer, pero no me importaba, me gustaba verlo así.
-Sí, pero debes ir.
Esa fue su única condición antes acercarse a mi y besar mis labios cortamente, deseaba meter mi lengua hasta lo más profundo de su boca, pero sabía cuánto odiaba el sabor de la marihuana impregnada en mis labios. Guiña su ojo izquierdo, separándose luego de mi para comenzar a caminar hacia la entrada de su casa, miré atentamente su figura, especialmente la forma en la que caminaba, moviendo sus caderas y separando muy poco sus piernas cortas. Volví a retomar mis pasos, viendo mi casa no tan lejos, pero para mis ganas, muy lejana.
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Consume You
FanfictionLa adicción a su cuerpo, eso terminó por matarme, consumirme. Amarnos hasta la locura, la desesperación y el miedo. Amarnos, sólo amarte. "(...) ¿Aún sigues creyendo que nosotros tendremos un 'siempre', bebé?"