Miedo.
Tengo miedo.
Un monstruo me vigila debajo de mi cama y tengo miedo.
En mi cabeza hay voces que me tranquilizan, que me dicen que ahí no hay nada, a esas las suelo llamar amigas. Sin embargo, hay otras, y ellas me dicen que voy a morir de una forma muy mala.
No entiendo lo que me dicen, a veces dicen palabras en otro idioma que no logro comprender.
Ellas dicen cosas muy malas, y las llamo así, malas.
Están ahí desde hacia mucho tiempo, y... Ya no sé qué hacer. Es de noche y tengo miedo.
El monstruo de mi cama me acecha y hace ruidos muy raros bajo el colchón. Cuanto más ruje más se encoge mi pequeño corazón.
Mis padres para piensan que me estoy volviendo majara, como mi abuelo, y a veces creo que tendrán que llevarme los hombres de blanco como hicieron con él.
El monstruo vuelve a rugir, y yo me abrazo a Tomy, mi panda de peluche y lloro.
Las lágrimas calientes y saladas comienzan a rodar por mis mejillas e intento no sollozar demasiado fuerte, porque entonces papá se despertará y me darás unos azotes por ser mal niño y no callarme por las noches.
Dice que el mira y no hay nada, pero yo sé que lo hay, yo no le visto, y no me quiere dejar en paz.
Pienso, y yo no quiero vivir así, no quiero seguir tendiendo miedo.
Las lágrimas no paran y sigo. Hasta que me canso y suelto mi oso.
Aquí llega mi fin.
Y mientas salto de la cama a ver al monstruo, me despido.
– Adiós... Yo nunca quise ser un loco...
Y entonces me cogió. Y grité, grité porque sabía que ahora nadie me pegaría por hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
Trozos De Una Vida.
DiversosÚnicamente historias cortas, de vidas largas, creo que el título habla por si solo ¿no? Oye por cierto, para lo que no entiendan lo de historias cortas de vidas largas significa que son historias diferentes. Eeeeh, eeeeh.