єитяє ρяσвℓємαs

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¿Que era eso? Se escuchaban voces, muchas voces, murmullos y gritos a la vez, era tan ruidoso... Los ojos de Eris se abrieron subitamente, intentando adaptarse a la luz. No sabía donde estaba. Trató de incorporarse, pero su cabeza chocó contra algo metálico.

-¡Ahgg!- gruñó la joven.

Tenía la vista borrosa y la cabeza aún confusa por intentar comprender que ocurría. Se frotó con fuerza los ojos y recorrió la mirada por la zona tratando de averiguar donde estaba. El golpe la había despertado por completo. Estaba encerrada dentro de lo que parecía ser, ¿una celda? Bueno, no, una jaula para ser exactos, y no muy grande además. Le dolía la espalda, las piernas, el cuello... Le dolía todo el cuerpo. Sentía como se le formaba un chichón en la cabeza. ¿Que haria encerrada en una jaula? Se preguntaba, ahora sí empezó a alarmarse. En un intento fallido de abrir la jaula se fijó en que tenía las manos esposadas con grilletes. Volvió a recorrer la mirada con más detenimiento, se encontraba en una especie de sala pequeña, un poco oscura, pero con un par de ventanas que iluminaban algunas partes de esta. Estaba llena de más jaulas con gente encadenada dentro. ¿Que harían con ellos? ¿Que hacia ella ahí? Volvió a preguntarse. Debía de ser un error, se decia a si misma.

-Pss... Pssss...- trató de llamar la atención de un viejo que estaba frente a ella. Tenía muy mal aspecto. Este alzó la mirada muy lentamente.

-Disculpe, ¿usted sabe porque estamos aquí?- intentó sonar educadamente.

-Somos esclavos ahora, en pocos momentos, seremos vendidos en una subasta- dijo el viejo entre tosidos, como si fuese algo normal.

La Kitsune se quedó callada, esto no podía estar pasando, no quería creerselo. En ese mismo momento, se abrieron las puertas, dejando que se colase la luz. Dos hombres, uno con un gran cuerpo y otro más delgado entraron. Se fueron dirigiendo a las jaulas, dispuestos a sacar a los de dentro y llevarselos a algún sitio. El grandote se acercó a la jaula de la Kitsune. Abrió la chirriante puerta y sujetó a Eris. Esta no hacia más que pegarle patadas y morderle los brazos, a lo que el ni se inmutaba. Se estaba volviendo un poco molesta para el hombre, pero finalmente consiguió cargarla hasta donde el quería. La empujó sin más haciendo que cayese de cara contra el suelo. Volvió a incorporarse. Su expresión cambió al ver a la multitud rodeando el "escenario" donde estaban subidos, mirandolos, murmurando cosas... Era realmente incomodo. Echó un ojo entre las personas que habian, y ¿sabeis quienes estaban ahí también? La pandilla de Lady.

-¿E-eh? Jefa, ¿esa no es Eris?- preguntó Draco entre-cerrando los ojos, intentando vizualizar a la joven.

-¡Si! ¿Pero que hace ahí? - dijo sorprendida, mirando a Alfarr.

-¡¿Es un Kitsune?! Pfff- gritó Drazhan.

-¿Que harás?- le susurró Alfarr a Lady, mirandola a los ojos.

-Mmm, ¿ sabes? Cuando yo sea reina, no permitiré la esclavitud, y tampoco la venta de esclavos. Esto podría ser un comienzo ¿no? Intentaremos comprar a Eris antes de que lo haga otro, eso es lo que haré - respondió Lady con claridad.

-Muy bien, adelant...- trató de decir, pero Drazhan lo interrumpió.

-¡Wai ilcavopix! Il ade Kitsune, ¿veye wai me emmakul?- dijo el Demonio rapidamente, se le veia enfurecido.

-¡Du gekul e polsyokodey e depei Drazhan, piriyoel leriymu!- le contestó la peli-violeta, dejandolo callado.

-Esta niña es tonta... - comentó Draco entre gruñidos.

La Kitsune observaba como se peleaban entre ellos. Cuando acabaron, los 4 la miraron. Lady le hacia señas, como queriendo decir que todo saldría bien, luego estaba Draco, que le hacia señas malhumorado... Y Drazhan, que hacia muecas raras. Decidió desviar la mirada y ver que ocurría en el escenario. A sus laterales estaban algunas personas que habian sacado junto a ella de las jaulas. A su derecha estaba el viejo con el que había hablado antes, y una chica que parecia ser de su misma edad o mayor. Finalmente, a su izquierda se encontraban dos hombres delgaduchos. Un señor bien vestido se adentró al escenario, poniendose delante de los encadenados para decirle algo a la multitud.

-Muy buenos días damas y caballeros, al fin comenzaremos con la subasta. Estos de aquí- narró, dandose la vuelta y señalandolos con energía- Son los ejemplares de hoy, tenemos muy buenos individuos. Empezaremos por este esclavo- miró al viejo, señalandolo para que los hombres de antes lo llevasen al centro del escenario. Era para que los conpradores lo vieran con claridad -No se fien de las apariencias amigos y amigas, ¡este viejo desgastado y sin energías de aquí es un sabio! Quizás no tenga fuerza, pero si mucha inteligencia. ¿Quien lo desea? ¡Es una ganga señores!-

Nadie decía nada, solo se escuchaban susurros.

-¿Nadie? Esta es vuestra última oportunidad damas y caballeros...-a nadie le interesó- Bueno, no se inquieten amigos, pasaremos al siguiente ejemplar- dijo con algo de nervio y enfado, le hizo una señal al hombre enorme de antes. Este sacó una lanza que llevaba sujeta a su espalda.

-N-no por favor, ¡puedo ser de gran utilidad aunque no lo parezca! ¡Por favor!- chillaba el viejo entre tosidos.

Eris miraba a todos lados nerviosa, ¿que le iban a hacer al anciano? Aunque ella ya sabía o suponía lo que pasaría, pero no quería aceptarlo. Era injusto. El hombre alzó la afilada lanza, mirando con indiferencia al viejo, que suplicaba y gritaba.

-POR FAVOR, SE LO SUPLIC- el hombre atravezó la cara del anciano con el arma, deformandole el rostro... Haciendole caer muerto al suelo, derramando mucha sangre. Era muy desagradable, era cruel, era injusto. La Kitsune desvió la mirada de la escena, estaba pálida y paralizada. ¿Le harían eso a ella si no la elegía nadie? Pensaba con miedo.

-...- Lady tragó saliva, luego miró a su equipo -¿tenemos suficiente dinero?...-

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2017 ⏰

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