Una mirada hacia el lejano horizonte donde se encontraba la playa en la que el enemigo se instaló. Una mirada desafiante, con odio pero a la vez con respeto al ver la fuerza del enemigo aqueo.
El guardián, desde la torre situada en la puerta de la muralla, imaginaba cómo atacaría el enemigo y al mismo tiempo pensaba estrategias para pararlo. El guerrero sólo tenía una misión: defender, costara lo que costara, a su pueblo, a su familia, a sus ideales.
En otros momentos el guardián pensaba en la razón por la cual comenzó esa estúpida guerra. Esa mujer, y la belleza que hechizó al príncipe troyano; la envidia del rey aqueo convertida en venganza. Todo esto por solo una mujer, por la belleza de esa mujer. No lograba entender esa situación, pero el guerrero sólo tenía una misión, y razones para cumplirla.
El guardián se mantenía inmóvil en la torre, vigilando al enemigo, con la mente ocupada en esa estúpida guerra y, a veces, aunque no le gustara, en todo lo que podía perder. Sólo cerrar los ojos y desaparecer ese pensamiento hacia aparecer una lágrima en su rostro, una lágrima que desaparecía con la guerra, con la misión que se le había encomendado.
Sin apenas notarse el paso de las horas, llegó la noche. En la noche el guerrero seguía observando, desde su torre, al enemigo. Las hogueras que encendían en el campamento hacían ver al guerrero los aqueos correteando desde un extremo de la playa hasta el otro. Varios, muchos metros más adelante se encontraba la muralla de Troya, alumbrada por infinidad de antorchas en las que resaltaban las sombras de los vigilantes, guerreros y arqueros situados en ella. En medio de toda la iluminación, entre las luces del fuego de los dos bandos, sólo había oscuridad, una oscuridad que parecía formar un abismo en la arena, pero un abismo que no protegía, sino que hacía estar más atentos a los vigilantes, quienes no sabían que se podría ocultar en aquel abismo de oscuridad.
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El Guardián de Troya
NouvellesLa última lucha de un héroe que defiende el pueblo al que pertenece sin dar un paso atrás, hasta la muerte si es necesario.