Los suaves besos en sus hombros lo despertaron lentamente, el aroma íntimo de no haber dormido solo lo hizo sonreír y la barba y el pecho apenas rasposo hicieron que su boca se abriera en apreciación silenciosa incluso antes de abrir los ojos. Sólo no quería pensar en la hora o que el largo fin de semana hubiera terminado. Quería despertar así siempre.
—Buenos días — susurró Chris llegando a su oreja, dándole un beso en el cuello y aspirando su aroma — lamento haberme quedado dormido anoche....
Sebastian rió con un sonido bajo e íntimo —estábamos cansados y seguro que prefieres eso a quedarte dormido dentro de mí. —se volteó bajo las sábanas y pasó su dedo por el largo brazo de Chris —buenos días, señor Stan. —se mordió la lengua con picardía en los ojos, observando los azules del rubio fijamente.
Chris abrió mucho los ojos y no pudo evitar emocionarse al escuchar eso. Su corazón se precipitó hacia un pico de palpitación que casi podía escucharse entre las sábanas.
—Eso se escuchó tan bien — dijo acercándolo más, enredando sus piernas — señor Stan... podría acostumbrarme a ello.
—Será mejor que lo hagas, amor. —se dedicó a peinar una ceja de Chris con su pulgar, sonriendo como idiota. —¿has escuchado a Spinee ladrar? ¿ha venido?
—Creo que sentí su peso hace rato — suspiró, dejándose hacer sin perder detalle de los ojos de Sebastian — puedo apostar a que durmió encima de nosotros.
—Es una dama discreta. —pasó su índice por la nariz del rubio y luego por sus labios. —¿tengo los ojos suficientemente turquesa ya? Tengo una chica que alimentar y te necesito, lento y profundo.
Chris alzó las cejas y sonrió. No perdió el tiempo más y, encaramándose sobre él, lo aprisionó un poco bajo su peso, entrelazando sus manos, alzándole los brazos para observarle fijo y a milímetros.
—Sé que se encenderán aún más — murmuró sobre sus labios, rozando su entrepierna con la del moreno — siempre lo hacen — comenzó a descender, sembrando de besos el cuello y el pecho de Sebastian, mordiéndole ligeramente un pezón.
—Si tú lo dices... —se lamió los labios arqueándose hacia su amante. Acariciando el corto cabello con trazas rubias con la punta de sus dedos, amaba esa textura, tan conocida para él ahora. Amaba tener a Chris con él, y adoraba sus pequeños gestos románticos.
El rubio acarició lentamente el torso de Sebastian, aferrándolo al centro cuando sus labios llegaron a su pelvis y el moreno se movió instintivamente. Dejó caer su aliento sobre la prominente erección, sonriendo al ver el sonrojo en la cara de su compañero. Decidió que iba a consentir a esa cálida y erecta parte más tarde, en ese momento su objetivo era otro. Descendió más, abriendo con delicadeza las piernas y nalgas del moreno, dejando que su lengua comenzara a dibujar un trazo desde los testículos hasta llegar al arrugado punto cálido en el que iba a enterrarse.
—Hombre perseverante... —Sebastian suspiró y abrió más las piernas sujetando sus tobillos, los talones firmes en la cama, la cabeza echada hacia atrás y su lengua asomando —¿en que momento te volviste un explorador.... tan curioso?
—He hecho mi tarea — le sonrió — te extraño y me pongo a leer qué puedo hacer para hacerte sentir bien la próxima vez que estemos juntos. Créeme... tengo varios tips que voy a ir probando — dio otra lamida larga antes de enterrar la cara por completo y dejar que su lengua se abriera paso, moviéndose de manera ondulante.
—¿El Capitán América lee pornografia? Eso va a quemar la cabeza de algunos allí afuera. —soltó uno de sus tobillos y se las arregló para pasar un pie sobre la espalda de Chris, acariciando, pero cuando esa lengua hizo la primera intrusión le clavó las uñas en la piel y gimió profundamente.

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Illuminated
ChickLitChris pasa el 4 de julio con su familia, pero realmente su corazón sigue en Nueva York con su amante ¿Qué pasa cuando la necesidad de verlo le gana a su sentido común? Sebastian se llevará una grata sorpresa al volver a casa.