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Su madre le pidió que eligiera la mascota que más le gustara, el pidió un cachorro.

La madre feliz por la elección lo llevó a una perrera y el pequeño eligió al perro más hermoso que encontró.
El pequeño sólo vio de manera superficial a su nueva mascota.

La madre enojada por su decisión dejó que el pequeño aprendiera sólo.

Al pasar los días el perro destrozaba todo, intentaba morder de maera agresiva al pequeño, hasta que un día este se escapó sin más.

La madre llevo nuevamente al pequeño a buscar otra mascota.

Esta vez el pequeño buscó cuidadosamente y encontró lo que buscaba.

Al final del lugar encontró al perro más dañado y asustado de todo el lugar, ese quería el niño, al que más amor y cuidado necesitaba.

El había aprendido que lo superficial no era lo primordial.

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