La primera vez.

666 32 11
                                    

Como dije ayer aquí esta el capitulo :)

Capitulo 15:

Y como había dicho minutos atrás, no deberíamos envidiar al cielo, porque aquella habitación lo era. Estaba con el amor de mi vida, sintiéndome querida, y atrapando sus labios con los míos para encontrar lo maravilloso que era hacer el amor. Aquel era el cielo que buscábamos mutuamente.

Sentir su cuerpo desnudo junto al mío. Quedando recostados en aquella enorme cama. Mis manos no captaban las órdenes que yo quería. Por un momento quería estar quieta, pero encontraron un mejor lugar, delinear aquel cuerpo perfecto. Musculado, con sus curvas y sus perfecciones masculinas.

Respiraba con normalidad cuando el beso se rompía, y quedábamos mirando al otro, sin intervenir palabras que tal vez sobrarían.

Gemí al contacto de su endurecido miembro que acariciaba mi plano vientre. Mis manos estaban por encima de mi cabeza, y las piernas rodeaban aquella estrecha cintura. Tenía delante de mis ojos a Zac, ansioso por estar dentro de mi interior.

—Te quiero.

Y volver a escucharlo una y otra vez, conseguía querer mucho más de él. Aquellos labios inquietos pasearon de mi cuello, a mis pechos. Sintiendo su lengua rodeándolos, endureciéndolos para atraparlos con aquellos dientes tan crueles justo en aquel momento.

—Zac. —Mordí mi labio. —Zac, te amo.

Curve mi espalda al sentir de nuevo su lengua húmeda acariciar el otro pecho. Aquella mano enorme jugueteó sobre mi vientre, cayendo más abajo, y tocando la sensibilidad de una mujer. Frotaba con cuidado, robándome el aliento sin ni siquiera besarme. El calor era horrible, y empecé a elevarme buscando un poco más. Mis mejillas ardían, sentía vergüenza por dejar que él me tocara.

—Mía…—Dijo entre dientes. —No tienes que hacerlo…

Mordí aquellos carnosos labios, siguiendo llevando mi mano más debajo de su abdomen. Toqué aquellos duros pectorales, y frené en la parte que más necesitaba de mi atención. La sostuve con mi mano, sintiendo como aumentaba de tamaño por el contacto de mi piel. Era ardiente, e incitaba a tocarlo más rápido. El hermoso color azul quedó apagado, haciéndome ver que le encantaba que apretara su miembro, y le diera el mismo amor que él a mí.

Mi nombre era constante, y la excitación aumentaba, en cualquier momento llegaría a explotar. Zac apartó con delicadeza mi mano, y entreabrió mis piernas para adentrarse con mucho cuidado. Estaba siendo una muñeca de porcelana, cuidada por un hombre que la trataría como a una princesa.

Grité por unos instantes, e incluso clavé mis uñas en su espalda. Me faltaba la respiración, sentía nuestros cuerpos húmedos por las gotas de sudor. Y todo cambió de repente. Sentía una ola que enloquecía mi cuerpo, lo movía por sí solo, rozando mi pecho con el suyo, y queriendo sentirlo mucho más adentro de mí.

—Eres lo más hermoso, Mía. —Dijo con dificultad.

Seguía empujando, ayudándose con las rodillas, besando mi cuerpo, y adentrando su lengua dentro de mí para hacer contacto con la mía propia. Sus caderas seguían aumentando los movimientos, en aquella habitación solo había gemidos y palabras de amor ante el otro. El tiempo era para nosotros, para disfrutar a la hora de hacer el amor. Sentí aquel romance, y estaría segura que volvería a entregar mi amor a Zac muchas más noches.

Acabó de la mejor forma. Quedó sobre mi cuerpo, y con cuidado atrapó mi rostro, obligándome a mirarlo de nuevo a los ojos incluso estando cansada y con ganas de dormir a su lado.

—Hay algo que no debes de olvidar. —Escuché con atención. —Eres lo más importante de mi vida, recuérdalo siempre. —Lo abracé con fuerza. —Amo a Mía. ¡Amo a Mía!

Te necesito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora