PRINCIPIO IV

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  «¿NI CONTIGO NI SIN TI? ¡CORRE LO MÁS LEJOS QUE PUEDAS!»

Lo había visto una tarde en aquel tranquilo jardín con matorrales repletos de rosas blancas; en aquel momento incluso había creído que la joven criatura etérea no era otra más que una hermosa ninfa.

De larga cabellera platinada, aquel delgado chico había estado acariciando con sus delicadas manos las sensibles rosas, mientras que su pequeña nariz aspiraba el fresco aroma de la hermosa flor.

Se había enamorado al instante. ¡Y cómo no! Aquel delgado joven era la criatura más hermosa que sus ojos hubiesen visto antes. Tan pequeño y frágil. Tan delicado y suave.

Se había acercado al joven muchacho, atraído por unos preciosos ojos caramelo que parecían brillar con los reflejos del sol, mientras que los mismos destellos realzaban su clara cabellera, haciéndole parecer un verdadero ángel.

Y apenas esa dulce y tierna mirada se había posado sobre él, los frágiles movimientos se habían vuelto torpes y el aura tranquila se había tornado cohibida. Parecía temerle. Él, tan rápido como debía ser, se había propuesto amansar a la pequeña criatura. Y lo había logrado.

Ahora, dos años después de aquel peculiar momento, Seung Hyun se encontraba temeroso, por decir algo más. Había estado huyendo de aquel que creía frágil. Viajando de ciudad en ciudad, abandonando todo lo que tenía por un momento de paz, había llegado a Chicago para comenzar de nuevo, esperando que esta vez sus esfuerzos por alejarse lo suficiente, fuesen los necesarios.

Cerrando tras de sí la puerta de su nuevo departamento, colocó su maletín sobre la mesa más cercana y su abrigo sobre el perchero.

--No fuiste...- un débil murmullo consiguió alertarle de que no se encontraba solo. Cerrando los ojos con fuerza, trató de calmarse antes de girar la mirada hacia la sala, en donde a mitad de la habitación se admiraba una delgada silueta, mucho más delgada de lo que recordaba la última vez hace un par de semanas. Acercándose, encendió la luz, encontrando a un joven y pálido hombre de larga cabellera platinada. Con profundas cuencas rodeando unos pequeños ojos caramelo, y unos resecos labios rosa pálido.

--¿Qué estás haciendo aquí, Ji Yong?- murmuró con cansancio. 

--No fuiste...- repitió, alzando la mirada, observándole con ojos empañados- A nuestra boda. No fuiste.

--Ji Yong, nosotros no íbamos a casarnos.- murmuró lentamente, consiguiendo que el menor cubriera sus oídos con sus pequeñas y delgadas manos.

--¡Silencio! ¡Mientes! Tú y yo nos amamos,  y planeábamos casarnos.- murmuró rompiendo en llanto.

--Ji Yong...- acercándose con lentitud, se atrevió a acunar el pálido rostro en su palma- Debes entender de una vez que nosotros no somos pareja. No hemos estado en una relación desde hace más de un año. Yo ya no te amo. Y tú, deberías de seguir tu vida.

--Dijiste que era especial.- murmuró aferrándose al cuerpo más grande, acurrucándose contra el fuerte pecho- Tú y yo, por siempre.

--No, Ji Yong...- separándole con suavidad, se dolió por la expresión desecha en el menor- No hay un 'tú y yo'...

--No viviré sin ti...- declaró seriamente, poniéndose de pie, mirando con rabia al mayor.

--Lo siento, Ji Yong. De verdad, lo siento.

Suelen decir que el amor es incondicional, sin embargo todo tiene un límite, inclusive el amor, puesto que existe una delgada línea que lo separa de la obsesión. Y ten por seguro que cuando te dicen 'Ni contigo, ni sin ti', es momento de dejar ir...  

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Antes de que digan cualquier cosa, a mi tampoco me convenció mucho el drabble, comenzando con la frase del principio, pero en fin. Ojalá puedan dejarme un comentario. >.<

10 PRINCIPIOS BÁSICOS PARA NO MORIR DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora