Parte 2

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*Beep* *Beep* *Beep*

Sonó el despertador, tenía tanto sueño que lo apagué y me volví a acostar, daba igual ir a la escuela. Ya habían pasado 3 meses desde la desaparición de mi padre, esa noche no solo mi papa desapareció, si no que el como capitán del Departamento de Policía jugaba un papel importante, el solo hecho de que ya no estaba había puesto a toda la ciudad de cabeza. Los rumores no tardaron en salir, algunos decían que escapo con su amante, otro que era un policía corrupto, alguien de la mafia, con problemas de dinero, enemigos, etc, etc. La gente era muy estúpida al pensar en todos esos chismes.

Sentí que apenas habían pasado unos minutos desde que sonó la alarma, cuando escuche la puerta de mi cuarto abrirse. Era mi madre, al parecer tenía que ir a la escuela, si o si. Empezó a abrir las cortinas de mi cuarto dejando entrar la luz del sol, por mas que quise cubrirme, ella también me quito las sábanas. Me habían levantado.

- Vamos Alex, llegarás tarde.

- No quiero ir, esta es la 5° mama.- Le dije bostezando.

- Alex... Por favor. Esta es la última escuela en el Distrito, si no vas como podrás seguir estudiando?- Me decía cansada. No la culpaba, en cada escuela llegaba a mi límite con los acosos y simplemente desertaba, al principio ella me entendía pero después de 4 escuelas seguidas, ya no le gustó.

- Podría estudiar en casa.- Le dije con una sonrisa picara.

- No, no creo que sea bueno para ti. Debes volver a ser como eras antes hija. Vamos que se hace tarde y recuerda que en la noche me iré a trabajar. - Acabó de hablar y se dirigió a las escaleras.

Cuando me quede sola empece a poner los pros y contras de ir a la nueva escuela en mi cabeza. Había demasiados contras pero mi madre ya había dicho que tenía que ir. No se como ella puede seguir su vida sin mi papa, al parecer ella espera que yo también siga con la mía.

Me cambie muy rápido ya que había perdido bastante tiempo. Iba muy común, unos jeans viejos con una playera sin mangas negra y mis converse blancos. Tome mi chaqueta y corrí hacia la cocina para desayunar algo antes de irme. Mi madre ya había puesto tostadas en un plato, me limite a tomar dos y después de comerme una me despedí de mi mama. Salí hacía la calle y me dirigí a mi coche, era un Ford Fiesta  y era mi bebe.

La verdad no sabía muy bien donde estaba la nueva escuela, manejé algo rápido para llegar a tiempo mientras batallaba con mi celular para buscar la ubicación. Después de unos 45 min, llegue al colegio y la verdad no me dan ganas de seguir contando lo que pase ahí dentro. Fue casi lo mismo que los otros colegios, primero las miradas, después los susurros no tan bajos, las burlas en mi cara, el acoso y una pelea.

Cuando volví a casa, trate de ocultar bien los golpes de mi cara. No iba a preocupar a mi madre horas antes de irse a trabajar. No tenía mi cara morada pero si uno que otro raspón, algo que el maquillaje podía ocultar fácilmente. Al acabar con mi cara, me pase a la cocina para preparar la cena y espere a mi madre, no se a donde había ido pero faltaba poco para que anocheciera. 

Mientras esperaba fui a ver como estaba mi perro, Tobi, mi bulldog francés . Era la cosa mas hermosa en este planeta, aun cuando usaba ruedas traseras yo lo adoraba y lo cuidaba muy bien.  Le puse su correa y salimos a dar una vuelta, el clima era frío y me congelaba la nariz, y me ponía mis cachetes rojos.  Empezamos a caminar y Tobi buscaba un árbol para marcar, sus ruedas hacían un sonido como cascabel y me podía permitir alejar un poco la vista de el, mientras escuchara los cascabeles. 

La calle estaba desierta, pero todas las casas tenían sus luces encendidas, al parecer mi vecinos ya habían regresado de trabajar y se encontraban adentro descansado y siendo normales. Seguía caminando y también seguía escuchando los cascabeles, ya habíamos recorrido la mitad de la calle cuando vi un auto. Este se acercaba a toda velocidad, parecía que fuera de control hasta que se escucho un rechinido horrible, el auto se había detenido en seco a la mitad de la calle, justo a lado mío pero al parecer el conductor no se fijo si había alguien, no duro mas de 30 segundos parado cuando arranco de nuevo a toda velocidad.

Justo donde había estado el coche, había un bulto. Sería un cuerpo? El crimen era común hoy en día, es por eso que muchas calles no se transitaban y menos de noche, yo lo hacía porque mi distrito era algo calmado. Una persona estaba tirada en el suelo y lo que mas me asustaba era que su ropa estaba manchada de rojo, su sangre se extendía por todos lados y empezaba a formar un charco. Tenía que ayudarlo, regrese a la acera tome la correa de mi perro y lo amarre a un barandal para que no se escapara y regrese con el chico que sangraba. Lo tome de un brazo y empece a arrastrarlo hacía la acera. Estaba cerca de llegar cuando se escucho el motor de otro coche acercándose, temiendo que fuera el mismo coche de antes que regresaba por el chico, empece a arrastrarlo mas y mas rápido, faltaba un poco pero el motor estaba mas y mas cerca, y sin pesarlo me aventé junto con el chico, caímos en los arbustos y escuché como se quejaba por estar encima de el. El auto llego a nosotros pero siguió su camino, nunca paró, supongo que era un idiota a exceso de velocidad. 

Con el aire regresando a mis pulmones empece a inspeccionar las heridas del chico, le quite su chamarra de cuero y le levante su camisa, me quede sorprendida al ver su torso desnudo, sus músculos estaban muy bien formados y me gustaba su piel tostada. Esta sangrando! Deja de babear por sus cuadros! me repetí a mi misma, y me concentre en la herida, era una apuñalada y tenía mínimo unos 8 cm de largo. Tome su chaqueta con la intención de quitarle un pedazo y usarla de venda temporal cuando una mano me detuvo y empezó a presionar con fuerza. Me espante pero solo pude brincar ya que su otra mano me tapo la boca y me impidió gritar, pude ver en sus ojos que sufría dolor pero también que era peligroso. ¿ Quién era el?

- ¿Quien eres tu?- me pregunto mientras veía si venia acompañada. No le respondí, tenía la boca tapada, creo que era algo estúpido. Con los ojos quise darle a entender que no podía hablar, antes de quitarme su  mano de mi boca volvió a revisar los alrededores.

- Bien, ahora si. Dime quien eres y dame una razón para no matarte.- me amenazó. Estaba claro que la había cagado al recogerlo de la calle.

- Me llamo Alexandra. Y sería muy estúpido de tu parte matar a la persona que te saco de la calle. - le objete.

- Ah si? Y dime por que sería estúpido?- jadeó. Estaba perdiendo fuerzas, de seguro había perdido ya mucha sangre.

- Porque nadie mas curara tu herida.- le asegure. - A menos que quieras a la policía puedo llamarlos.- me ofrecí, pero sabía que no lo quería.

- No los llames... por favor no...- el pobre chico ya no podía seguir. Salimos de las jardineras y empezamos a caminar en dirección a mi casa. Con suerte mi mama todavía no llegaba a casa. 

Regrese por Tobi y le pase la correa al chico, este me miro con cara de sacado de onda. No iba a abandonar a mi perro por cargarlo a el! Estábamos solo a 7 casas de la mía cuando una puerta de las casas se abrió, de ella salió una vecina. Con el corazón a mil por hora, lo único que se me ocurrió en esos momentos fue rodear al chico con mis brazos y fingir que estaba besándolo. Cuando la señora se percató de nosotros pareció algo incomoda y carraspeó su garganta para hacernos voltear.

- Niños, no deberían hacer estas cosas en público! Y  mucho menos a fuera de mi casa, así que regresen a sus casas.- terminando se dio la vuelta y entro de nuevo a su casa. 

- Quién tiene cara de niño?- escuche que murmuraba mi acompañante. 

- Al parecer nosotros.- le respondí y sin mas contratiempos seguimos avanzando hasta mi casa.

El Último Don.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora