- Me dolió hasta el culo.- me dijo algo más tranquilo.
- Lo siento pero tenía que, ahora debes descansar y tienes que recuperar sangre. Te traeré algo de comida. - le dije. Pero no podía bajar con mis jeans ensangrentados y la playera hecha un asco. Fui a mi clóset y empecé a buscar mi pijama, era un short de franela negro y una blusa de tirantes rosa pálido, me asegure de que él no estuviera viendo y me cambie rápido. Hasta me había metido al clóset para estar mas segura. Después de estar cambiada tome la ropa más holgada que tenía, algunos eran harapos de papa, y se los aventé al chico.
- Ten, para que te cambies, no quiero que apestes mi cama. - le dije.
Le costó algo de esfuerzo el ponerse los pantalones que le di, al parecer no podía moverse mucho. Y cuando tuvo que ponerse la camisa simplemente no pudo, mover su torso le provocaba bastante dolor.
- Hey, puedes ayudarme?- me dijo. En esos momentos no quería acercarme mas a el pues vería perfectamente que seguía con mi cara roja por la vergüenza. - Por favor.- me decía.
- Te ayudare a quitarte tu playera y te pondrás la otra tu solo.- le dije.
- Como quieras.- me dijo sonriendo. Me senté a su lado algo avergonzada y comencé a levantar su playera, como tuve que coser su panza le había doblado su playera hasta la altura de su ombligo. Se acomodo para estar cara a cara y con cuidado fui levantando su playera, cada vez que subía sus músculos perfectos aparecían, sabía que sería muy estúpido de mi parte si me quedaba embobada. Así que trate de hacerlo rápido, estaba cubriendo ya su cabeza y eso me dio unos segundos de admirar su cuerpo, era realmente fuerte, mi respiración se estaba volviendo rápida y mi corazón latía muy fuerte, en mi defensa no había visto un cuerpo tan perfecto y cualquier chica se derrite al verlo. Con un poco de su ayuda levante sus brazos y también pude sentir los músculos bien trabajados, este chico sí se esforzó en madurar. Ya sin playera, y antes de hiper ventilar, cogí su camisa, se la aventé a la cara y casi salgo corriendo hacia las escaleras, debía controlarme y madurar, el era un chico herido que acababa de coser y yo babeaba por sus músculos.
Baje las escaleras y fui a la cocina, mi madre seguía ahí, cuando me vio entrar se limitó a sonreír. Ya tenía su maleta a un lado de ella, mientras tomaba un café en la mesa.
- Todavía no me voy cariño.- me dijo mi mama. Me acerque a ella y me senté a su lado, sabía que el regresar a trabajar la asustaba un poco.
- Ya vi, te iras sola? - le pregunté. No quería que saliera a la calle tan noche, si era necesario dejaba al chico musculoso en mi cuarto mientras llevaba a mi madre al aeropuerto.
- No, Edgar viene por mi.- me dijo con una pequeña sonrisa. Yo en cambio me limite a poner una mueca. Edgar era mi padrino, o eso dicen, era muy cercano a papa y siempre supe que sentía algo por mama. Cuando mi papa se fue, el estuvo siempre a nuestro lado y eso lo agradezco pero siento que quiere tomar ventaja para conquistar a mama.
- Increíble. Y cuando llegara?- le dije algo molesta.
- Ya no debe tardar.- dicho eso el timbre sonó. Genial, ahora ya hasta coordinan.
Ella se levanto y fue a abrir la puerta, cuando escuche que Edgar y mama se acercaban les puse una sonrisa de niña inocente.
- Hola Alex, como estas?- me pregunto.
- Bien.. bien.. y tu?- le dije algo indiferente.
- Bien. - se limito a decir. Que no pensaba decir otra cosa? Se llevaría a mi madre y me dejarían sola, este tipo es un verdadero tonto. Lo empecé a ver feo hasta que mi mama hablo.
- Bueno, ya es hora de irnos, no debo llegar tarde.- nos dijo a los dos. Tomo su maleta y se la dio a Edgar para que la subiera al coche, cuando este se fue corrí hacía mi mama y le di un fuerte abrazo, me era muy difícil ver que se fuera y me dejara sola. Ella también me abrazo y nos quedamos en silencio un buen rato, sabía que si alguna hablaba empezarían las lagrimas.
- Helena? Ya se nos hace tarde!- se escucho el grito de Edgar en la entrada. Estúpido Edgar deja despedirme de mi mama en paz.
- Bueno, ya me tengo que ir hija, cuídate. No le abras a nadie y asiste a clases por favor.- me decía mi mama algo nerviosa. Se que iba a cumplir casi todo, casi. Así que solo sonreí y le asentí.
- Bien, me voy. Te amo.- me dio un beso y la acompañe hasta la puerta. Me despedí de Edgar con un saludo de manos y los vi marcharse.
- Estas bien?- dijo una voz atrás de mi. Me voltee y vi que ahí estaba el chico, al pie de las escaleras viéndome. Me limite a asentir y cerré la puerta, después fui a la cocina para darle de cenar.
- No vas a comer?- me dijo con la boca llena. Es cierto, no había comido nada después de las tostadas.
- Si.- me levanté y tome un plato con un poco menos que lo que le serví a el. Los dos seguimos comiendo en silencio , pero yo no dejaba de pensar ¿Y ahora que? Le suture sus heridas, lo mas lógico es que se fuera y yo me quedara sola hasta que mama volviera pero al pensar en la palabra "sola" no me daban ganas de correrlo, no aún.
Cuando acabamos de cenar, le dije que subiera y descansara, que yo lo alcanzaría. No me contradijo y se fue, al quedarme sola empecé a limpiar los platos y la mesa, cuando acabe fui a cerrar todas las ventanas y la puerta para darme un poco de seguridad. Tomé a Tobi que estaba en la sala descansando y nos subimos a mi cuarto, cuando vio al chico no dudo en ir a jugar con el, este también le agrado Tobi, ambos estaban entretenidos y yo solo podía verlos desde mi puerta. Tratando de pensar que pasaría después.
- Oye, no vas a preguntarme mi nombre? - dijo el chico. Y tenía razón, lo he estado llamando chico y ya le había medio operado y aun así no sabía su nombre.
-Como te llamas?- le pregunte, aun seguía en la puerta viendo a la perfección todo mi cuarto.
- Me llamo Daniel.- Me dijo con una sonrisa. Daniel, el chico se llamaba Daniel, y cual era su historia?
- Bien Daniel, por que te apuñalaron 3 veces y te botaron en la calle de noche.- le dije mientras me acercaba y tomaba a mi perro.
De inmediato quito su sonrisa y se quedó callado. El silencio ya era incomodo y solo se escuchaban los cascabeles de Tobi avisando que el se quería bajar.
- Y bien?- lo presione. - Daniel, si no me dice tendré que llamar a la policía- le mentí. No les llamaría, hace meses que deje de confiar en el departamento pero si no me decía la verdad tenía que sacarlo de mi casa.
- No te conviene- me dijo.
-Por que?.- acabe por decir.
- Por que no, no puedes confiar en la policía, ya no.
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El Último Don.
Action¿Qué pasa cuando el capitán del Departamento de Policía desaparece? ¿ Quién protege la ciudad? ¿Quién detiene la guerra entre Mafias? Alex, es una chica de 19 años que busca a su padre desaparecido pero en el trayecto se va enredando con la mafia y...