Me subí al vehículo en el asiento del pasajero mientras que Lyric en el del conductor, no nos dijimos nada eso es lo que acostumbramos hacer. Mi vista había llegado de inmediato hacia la ventana de mi lado para que ella comience a poner en marcha a la máquina, pasaron dos horas ya que aquel internado se encontraba cerca de un bosque y al ver imágenes es un tipo casona antigua así que en la noche me va a dar miedo estar allí pero por suerte las habitaciones son compartidas así que no estaré sola y no me da vergüenza demostrar lo miedosa que suelo ser.
Bajé del coche y automáticamente el maletero se abrió dejándome paso para poder sacar mi maleta café que admito que pesa pero por suerte tiene ruedas pero me será difícil subirlo por las escaleras. Cierro el maletero comenzando a caminar hacia la entrada del internado en donde hay una tremenda reja negra. Sin dudarlo toco el timbre y las puertas me dan paso hacia dentro, mientras me adentraba al hermoso lugar cubierto de vegetación escuchaba el vehículo cada vez más lejano, subí las escaleras sin problema y antes que pudiese tocar una mujer de veintitantos años abrió la puerta demostrándome una sonrisa amigable.
Pasé respondiéndole el gesto de la misma manera, al mirar a todo lados me percaté del bello lugar decorado con floreros, muebles antiguos como la mansión, hasta detenerme en el escritorio de la izquierda en donde ella tomó asiento detrás de la computadora. Sin dudarlo me acerqué hacia ella sabiendo que me tendría que decir en donde está mi sala y cual será mi habitación.
-¿Cómo te llamas? –preguntó observándome con sus ojos celestes.
-Skylar Rogers –contesté con una voz serena y tranquila.
Ella empezó a escribir en el teclado, después de eso pude ver como sus iris se movían con rapidez sobre la pantalla observando los nombres hasta que se detuvo por fin.
-En la sala 18, en el cuarto piso a la derecha se encuentra tu clase desde ahora –me miró en la última palabra para regresarla a la pantalla- Tú habitación es la 75, en el tercer piso.
Después de unos segundos cuando me dio toda la información apareció un hombre de unos treinta y tantos años con un rostro agradable que demostraba simpatía, su cabello era de color rojizo y sus ojos eran de un azul profundo. Este tomó mi maleta.
-Vamos –dijo animado yendo hacia las escaleras mientras le perseguía.
Después de subir al tercer piso le acompañé hacia la habitación y éste sólo la dejó delante de la puerta para dirigir su vista hacia mí.
-Habitación de mujeres, no puedo entrar –le mostré una sonrisa- Es mejor que vayas pronto a clases llegaste un poco tarde.
Informó con gentileza haciendo un gesto con la mano de despedida, sé que llegué tarde pero soy nueva, abrí la puerta después de ver al hombre desaparecer por las escaleras y buscar la cama desocupada que se encontraba delante de la puerta al lado de la ventana, agradezco eso, dejé la maleta oculta debajo de la cama para cerrar la puerta e irme al cuarto piso en donde debía de ir a la derecha en busca del número 18 grabado en la puerta, mientras caminaba escuchaba algunos ruidos de estudiantes hablando y las voces de los profesores hasta que llego a la sala correspondiente en donde está hecho un caos.
Con duda toco la puerta rogando por alguien que me hallase escuchado y automáticamente las voces se detuvieron, la puerta se hizo para atrás dejando a la vista un muchacho de cabellera rubia con ojos café claro. Me regaló una sonrisa para dejarme paso a entrar.
-¡Compañera nueva! –gritó después que entré haciendo que me avergonzase y mis mejillas se hayan ruborizado un poco.
Varios gritaron saludándome y halándome sólo les contesté con una sonrisa, ya que no sabía que hacer con tanto ruido me limité a mirarles a todos.
-Ven –dijo el rubio llevándome a un asiento desocupado al lado de un muchacho acostado en la mesa con la capucha puesta.
No le tomé importancia ya que cada curso tiene al dormilón, lo único que agradezco es que me haya tocado al lado de la ventana. Mientras todos se hallaban gritando de nuevo mi vista se fijó en un punto encontrándome con la mirada verdosa de un castaño, no era de amigos sino una afilada que pensé que era mejor ignorar. No sé porque pero me acordé de Lyric.
-¿Cómo te llamas? –preguntó animado el chico de mi lado.
-Skylar, ¿y tú?
-Derek, Derek Bell –se percató de que miraba al tipo ese y también guío su vista hacia él- ¡Hey! ¡Patrick! Deja de ser tan malvado con la gente.
Este frunció el ceño para volver a mirar hacia delante creo que debería de agradecer porque como íbamos ninguno de los dos iría apartar la mirada, miré de nuevo a Derek quien permanecía con una sonrisa y yo no demoré en devolvérsela sinceramente le debo una.
-No entiendo cuál es su problema –comento apoyándome en la pared.
-Yo tampoco, siempre mira a las chicas nuevas así como si fuesen sus enemigas –se estiró levantando los brazos- Lo que me sorprende es que le hayas seguido mirando, muchas se intimidan y apartan la vista.
No le puedo decir que para mí eso era pan de cada día.
-Soy un poco orgullosa –mentí con una leve risa nerviosa.
Estuvimos hablando y bromeando en todas las clases, a los que se unieron Mary e Ivy ya que nos escucharon desde atrás y les llamó la atención las cosas que compartíamos así que los cuatro nos hicimos amigos. Todas las clases al finalizarse me fui de inmediato a la habitación cambiándome de ropa y tomando mi celular, tengo pensado dar un paseo por el internado intentando no perderme mientras caminaba con varios ruidos a mi alrededor observaba la pantalla de mi móvil para contestar los mensajes de mis amigos.
-¿No crees que el internado está un poco lejos de la ciudad?
-Sí, pero prefiero eso que ser regañada por Lyric.
-Si es para estar lejos de esa bru...
Antes de que terminase de leer el mensaje de Roy choqué con alguien causando la caída de mi celular viendo como se aproximaba al suelo lentamente mientras se golpeó en una punta para dejar a la vista una pantalla trizada. No sé cómo reaccionar a eso.