Capítulo 1

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En la actualidad...

El primer año de universidad siempre parece excitante, cuando lo pasas te das cuenta de que ha sido una completa mierda y que la mayoría de tus sueños y proyectos de futuro, han sido demolidos por el enorme peso de la vida real. El segundo año vas más preparada.

- ¿Estás segura de que llevas todo? ¿Cogiste preservativos y las pastillas anticonceptivas?-pregunta mi madre mientras busca aparcamiento un parking cerca del campus de la universidad.

- ¡Mamá!

-Oh, vamos, no te hagas la inocente conmigo, además sabes que es muy importante estar seguro de...

-Sí, lo sé, no quiero ser madre soltera a los diecinueve trabajando en una cafetería de poca monta y sin estudios.

Mamá suspira y me mira y tuerce la boca en un gesto maternal.

-Sabes que lo hago por tu bien. Quiero asegurarme de que este año te vaya mejor que el anterior.

Aunque sé que eso no será posible, asiento.

-Lo sé-fuerzo una sonrisa. Cada vez que pienso en la universidad se me es imposible no pensar en cómo sería si Thomas también viniera.

Mi madre aparca por fin no muy lejos del bloque de pisos en el que está mi pequeño apartamento del campus y me lanza una de esas miradas profundas que dicen tanto.

-Thomas estaría muy orgulloso-dice.

Asiento levemente y reúno fuerzas para mirarla. Tiene los ojos vidriosos y una nostálgica sonrisa dirigida hacia mí.

-Lo sé-consigo decir.

Pero lo cierto es que no estoy tan segura de eso.

***

El apartamento está prácticamente como lo dejé, más polvoriento, eso sí. No sé cuánto tiempo me quedo plantada en el umbral pero llega un momento en que casi me siento ridícula. Deshago las maletas y tras colocarlo todo en su sitio voy a la cocina y saco de un armario un paquete de tabaco. Salgo al balcón y lo enciendo.

En realidad odio fumar. Sabe asqueroso, pero es extrañamente adictivo y relajante. Me distrae lo suficiente para dejar encerrado en la bóveda de mi cabeza todo lo que quiero que permanezca ahí.

-Creí que lo ibas a dejar-miro abajo, de donde proviene la voz, en la acera frente a la entrada hay una pelirroja alta y sonriente me mira divertida. Apago el cigarrillo y la saludo.

-Estoy en ello-le digo.

-Siempre estás en ello.

Desaparece hacia la entrada y en un par de minutos entra al apartamento cargada con dos maletas. Stacy es de esas chicas esbeltas y altas que cuando llega el verano se broncea hasta parecer una zanahoria. Aún así es guapísima con su pelo anaranjado y brillante, su carita de ángel y sus ojos grandes y marrones de cachorrito.

Deja todo a un lado y cuando me doy cuenta me está abrazando. Ella es la única con la que he mantenido el contacto desde el accidente. Cuando ocurrió corté todos los lazos que me conectaban al suceso, quería dejarlo todo atrás como si nunca hubiera ocurrido, deje de hablar con mis amigos, y jamás volví a saber de Derek, Dallas o Elliot.

Siento un rencor enorme hacia ellos, sobrevivieron y mi hermano no. Mi hermano era mil veces mejor que ellos. Y sé que sueno como una niñata egoísta, tal vez lo sea. Los sanitarios encontraron coca en su coche, dos gramos, él nos confesó que era suya cuando lo estaban llevando al hospital pero que no la había tomado, nadie en aquel coche la había tomado. Nunca me había dicho que consumiera y aunque sé que la mayoría piensa ahora que era un drogata, yo sé que aunque esas bolsitas fueran suyas, para mí nunca sería eso.

Shades of madnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora