Stacy en multimedia*
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Tardamos unos segundos más en volver a la realidad. Para ser sincera, él es el que vuelve a la realidad, yo permanezco flotando en una nube.—Vaya, cuanto tiempo, desde...—se para en seco y me mira fijamente.
—Desde el accidente, puedes decirlo en alto—consigo decir finalmente con un tono de irritación que espero que se note. Por alguna razón no siento miedo, ni si quiera tristeza, siento rencor inmediato hacia Derek, con el toque de molestia que ya sentía dos años atrás.
—Y... ¿Qué haces en San Francisco?
—Estudio aquí—digo secamente y reprimo la tentación de usar comillas en el "estudio"; desde luego no pienso en preguntarle que hace él, no me interesa. Recojo mi tabaco y lo guardo en el bolsillo trasero de mis vaqueros—Bueno, ha sido un...agradable encuentro, pero debo irme.
Creo que lo veo sonreír antes de girarme y caminar hacia la entrada, choco con alguien y levanto la vista para pedir disculpas pero me detengo en cuanto también reconozco esta cara. Es inconfundible, es Dallas. Pone una expresión estupefacta muy parecida a la de Derek y se detiene pero para mí esto es demasiado en una noche así que simplemente retomo mi camino.
Rápidos y precisos,así son mis pasos mientras envío un mensaje a Stacy diciéndole que voy de vuelta al campus. Tengo las manos temblorosas, y como puedo saco un cigarrillo y lo prendo. La primera calada es efectiva, no lo suficiente pero me relaja. Tengo la mandíbula tensa y el ceño fruncido, mi respiración es agitada y no paro de pensar una y otra vez porqué he salido huyendo en vez de gritarle un par de cosas que tengo guardadas para esos dos desde hace mucho.
Mi móvil vibra avisándome de que Stacy me está llamando. Dudo un momento pero finalmente lo cojo y me obligo a poner la voz más pacífica posible.
— ¿Sarah? ¿Estás bien?—la oigo decir gritando sobre el estruendo de la música y la gente.
—Sí.
— ¿Por qué te vas tan pronto? Nunca te vas pronto de una fiesta.
Respiro hondo y le digo la primera excusa que se me ocurre.
—Te dije que iba a cambiar muchas cosas este año.
—Sarah, no soy imbécil, has visto a Derek y a Dallas ¿verdad?
—Espera, ¿Qué? ¿Sabías que vendrían?
Se hacen unos segundos de silencio y finalmente contesta.
—Sí, bueno, no, algo así. Sharon por fin me hablo de su novio llamado Dallas y no pude evitar pensar en nuestro Dallas...
—No hay un "nuestro Dallas"—la corto de inmediato. La mención de esos nombres solo hacen que tenga ganas de volver y montar una escenita.
—El caso es que cuando me enseñó una foto flipé en colores y me dijo que tal vez me interesaría conocer a su amigo, Derek, que vendría esta noche, y bueno pensé que tal vez estaría bien que nos reencontráramos todos y habláramos un poco.
Siento hervir mi sangre, Stacy sabe todo el odio que siento hacia ellos, el mismo que debería sentir ella.
—Me has tendido una trampa—replico controlando las ganas de golpear algo.
—Oh, vamos, no te pongas dramática ahora. Solo creí que habría sido buena idea simplemente vernos y hablar y...
—No entiendo por qué si quiera no los repeles, ellos estuvieron...
— ¡Ya sé dónde estuvieron!—cuando explota, me pilla por sorpresa, Stacy nunca pierdes los nervios—Por eso mismo creí que sería buena idea que charláramos un rato, Sarah. No se trata de que volvamos a ser súper amigos, ni tampoco de una jodida terapia de grupo, solo de que habláramos. No te lo dije, porque no vendrías, y yo quería que lo hicieras. Así que deja a un lado esa mierda de drama y exageraciones que llevas en la cabeza.
Tiene razón, tiene toda la razón, he salido por patas como una cobarde solo porque un poco de mi pasado se ha revuelto con el presente. Ya han pasado dos años, no debería seguir con esta mierda de actuación para fingir que nada ha ocurrido. Pero soy una orgullosa, así que por nada del mundo admitiré eso.
—Que te den—digo por fin y cuelgo.
***
Siempre se me ha dado bien hacer tortitas, años atrás se las hacia a Thomas. Y ahora me encuentro haciéndoselas a la que era su novia a modo de disculpa por mi egoísmo. Egoísmo que me ha costado una semana sin hablarnos. Una semana sin salir de fiesta. Una semana más restante para la universidad. Stacy ya ha salido del baño se sienta en el taburete la barra de desayuno y como siempre se despereza. Yo me giro y la encaro dejando el plato de tortitas con chocolate en la barra justo frente a ella. Ella no me dirige la palabra, se limita a mirarme y a mirar el plato.
—Lo siento—digo por fin tras unos segundos de tenso silencio—En la última fiesta, no lo sé. Llevo empeñada en enterrar tanto que cuando algo de desentierra, me colapso. No debí ponerme tan paranoica. Lo siento—repito una última vez, ella se toma unos segundos antes de sonreír y aceptar mi disculpa, no sé qué haría sin ella.
—Yo también lo siento. Debí decírtelo y en normal que reaccionaras así cuando vino todo de golpe.
Sonrío también aceptando sus disculpas.
— ¿Hablaste con ellos?
Fingiendo no estar demasiado interesada. Ella empieza cortar las tortitas y me explica:
—Con Derek no, fue como si se volatilizara, desapareció. Pero tuve la oportunidad de hablar con Dallas. Ambos están estudiando en no sé qué universidad aun par de kilómetros de aquí. Viven juntos en un apartamento. Dallas ha cambiado una barbaridad, aquel mujeriego sexista de hace dos años desapareció como por arte de magia, ha madurado, algo que al menos yo daba por imposible en su caso.
Quiero alegrarme por él, pero sinceramente aún quedan restos del enfado de anoche y no puedo soltar ningún comentario adulador, mantengo la compostura.
—Respecto a Derek...—continua pronunciando las palabras con cuidado.
Vale, debo explicar dos cosas: la primera, es que independientemente de lo segundo que vaya a contar, Derek siempre me pareció un capullo, como todos los amigos de mi hermano, pero este capullo me gustaba un pelín, y la segunda, puede, y solo puede, que una vez cuando tenía como dieciséis años, me enrollara con él y como a los cinco minutos después se olvidó mi existencia, parte de mi odio nació ahí. El resto se lo ha ganado él a pulso.
—Bueno, sigue siendo más cabrón que antes incluso. Tienes hasta antecedentes.
Quiero reírme de él pero tal vez eso de a malentendidos.
— Qué inesperado—decido decir con ironía—¿Saben algo de Elliot?
—Después de que se quedara en silla de ruedas y no pudiera recuperarse, se mudó a San francisco, está estudiando en la universidad Estatal de San Francisco.
Asiento algo desesperanzada porque Elliot nunca se recuperara, nadie se merece algo así. Stacy se da cuenta y para cambiar de tema se ofrece a hacerme el desayuno a mí. Yo rechazo la oferta recojo mi bolso y la aviso de que voy a por un café.
***
Y después de mil años, aquí otro capítulo.
Besos de Queen C.
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Shades of madness
Teen FictionSarah es un torbellino de emociones. Ahora que está en su segundo año de universidad, vuelve a bajar la guardia y en una de esas tanta fiestas, el pasado que se ha esforzado por enterrar en lo más profundo de su mente regresa envuelto en un bonito c...