Zoey, era una persona organizada, por esta razón no se alegró mucho cuando su pequeño vecino destrozo su colección de frascos de perfumes antiguos que tanto cuidaba.
Lo siento mucho- había musitado el pequeño vándalo al ser regañado por su madre, la señora Lewis, una persona muy estirada, que solo se preocupaba por el peso de sus joyas.
Descuida Zoey, te lo pagaremos, ¿Cuánto dinero necesitas?- le pestañeo haciendo chocar las gruesas capas de rímel, que sin éxito, intentaban tapar las patas de gallo.
Nada, eran invaluables- respondió ella secamente.
Oh, no te estreses Edith...-la madre de Zoey, fan de minimizar cualquier cuestión que tuviera que ver con su hija menor, le guiño un ojo a la adorable vecina- hacia tiempo que le he estado diciendo a Zoelle, que a ningún chico les gustan las chicas que coleccionan perfumes.
No necesito gustarle a ningún chico, mama... pensó Zoey para sí misma, mientras buscaba el trapeador y movía al vecinito de los trozos de cristales. Lo último que quería hacer era limpiar sangre también...
Entonces, ¿todavía no hay chicos en su cabeza?- cuestiono, la señora Lewis.
El suspiro pesado de su madre, fue todo lo que termino la conversación, indicando a la vecina que ese era un territorio peligroso.
Muchas, habían sido as ocasiones en las que la madre de Zoey, había intentado conseguirle una cita, con el chico del mini mercado coreano, con el recepcionista del restaurante retro, y hasta con varios compañeros de su clase...
Zoey, casi siempre solía rechazarlos, aunque había veces en las que no tenía ganas de discutir con su insistente madre, y salía con ellos para dejarla feliz...
Zoelle, conocida por sus vecinos como, la perdida, nunca salía a discotecas, nunca salía con amigos, bueno, ni siquiera los tenia, y jamás cuestionaba a su padre... esa noche, no fue la excepción...
Harold, era un hombre cálido con sus hijos. Menos con Zoey, lo que para él había sido un error de su esposa al salir con su antiguo vecino. Ella no era su hija, solo era el fruto de un adulterio que él había pagado. Por esa razón, Zoelle, asistía al instituto más lejano de la ciudad, lo que garantizaba 3 horas más de las previstas sin la molestia en casa...
Cuando era la hora de la cena, Zoelle tenía prohibido hablar con él, según e señor Lifes, el momento de la comida no podía ser más que pura armonía. Aunque claro, no le suponía molestia que sus otros hijos levantaran la voz o pelearan entre si... por esta razón, ella se sorprendió mucho, cuando su padre le dirigió la palabra...
Zoelle, creo que he encontrado la universidad perfecta para ti- había declarado Harold..
Creí que habíamos elegido la universidad de Sídney.-Zoelle, quien nunca cuestionaba a su padre, intento ponerse fuerte, pero su voz apenas fue escuchada por su hermana Suzanne, quien sintió pena por ella...
Nada de eso, la universidad de números en new york tiene más nivel...-Zoelle, no veía escapatoria del monótono futuro que le esperaba en esa ciudad desconocida. Ella no quería estudiar números, aborrecía matemáticas, su sueño era estudiar arte, y bien que se le daba. Su sueño era recorrer un lienzo con colores, crear belleza. Y los números no eran bellos, eran aburridos.
Pero...- intento librarse de las pesadas cadenas que empezaban a formarse en ella, pero su padre, no estaba dispuesto a soltarlas...
Nada de peros, ya está decidido, mañana sale tu vuelo, ya he hablado con tu hermano, y está encantado con la idea de tenerte en su casa...- Harold rebozaba de felicidad, al fin tendría la vida que siempre había esperado, una vida sin Zoey...
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Las Princesas Tambien Buscan Princesas
Teen FictionHay historias que tratan de hermosas aventuras, donde todo lo que importa son las bellas princesas que buscan apuestos caballeros de brillante armadura. Pero también existen las historias en las que los únicos seres fabulosos son las personas que lu...