Capítulo 4: ¿Y ahora qué hacemos?

8.9K 665 67
                                    


Atrapados en un mundo prisión, como cuando Bonnie y Damon habían muerto pero en lugar de cruzar al otro lado o ser arrastrados por la nada, habían sido puestos en este mismo lugar.

—Pero eso es bueno, podemos salir de aquí como lo hicieron antes ¿verdad? —pregunté, pero Kai no respondió—. Podemos salir de este lugar ¿no? ¿Kai?

—No lo sé —dijo al fin, mirando a su alrededor—. Algo esta mal... no puedo sentir nada.

—¿A qué te refieres?

—No siento mi magia, se fue.

—¿Cómo que se fue? — ¿Cómo podía la magia de alguien simplemente desaparecer?

De nuevo no obtuve respuesta.

Kai dio otra mirada a su alrededor, luego caminó hacia una casa de puerta verde. Por un momento me quede parada en mitad de la calle y luego fui tras él. El pelinegro llegó hasta el umbral y tomó el periódico que estaba sobre los escalones, tenia la fecha del 11 de mayo de 1994. Kai lo sostuvo entre las manos y cerró los ojos, como concentrándose.

Phasmatos incendia —dijo pero nada paso, luego repitió—: Phasmatos incendia.

Nada.

El papel en sus manos permaneció intacto.

—Tal vez lo estas pronunciando mal —dije.

—Solo son dos palabras y lo he dicho miles de veces ¿cómo podría estarlo diciendo mal? 

Las palabras eran correctas pero no había magia para reaccionar.

—Bueno, esta bien, no importa. —Suspiré y le lancé una mirada al cielo donde el eclipse ya había pasado—. Los chicos van a venir a buscarnos, no van a dejarnos aquí.

—¡Ellos no saben que estamos aquí! ¡Creen que morimos! —gritó Kai—. En realidad, de hecho estamos muertos, por eso no tengo magia.

¿Muerta?

Yo no me sentía muerta. No me sentía como un fantasma, pero... nunca antes había estado muerta así que ¿cómo podía saber lo que se sentía? Una estaca de madera me había atravesado el pecho de lado a lado, había sentido el dolor y visto la sangre llenar el piso, tanta sangre que había cubierto el suelo como una alfombra.

¿Cómo podría haber sobrevivido a eso?

El entendimiento se sintió como un balde de agua fría vaciada sobre mi cabeza.

Había muerto, a los veinte años, en una lucha que ni siquiera era mía, intentando salvar a personas que apenas conocía. Y luego, en lugar de marchar hacia la paz, había quedado atrapada en un mundo prisión con un asesino sociopata.

No vería a mi madre de nuevo, no iría a la universidad, no tendría nunca una familia.

 Las lagrimas se me amontonaron en los ojos y me senté en le piso sin pensarlo, estaba llorando como una niña, sujetándome el rostro con las manos. Kai se quedo mirándome un momento, como si no supiera que hacer, luego se alejó por el camino de la casa que habíamos recorrido, pero apenas había llegado a la cerca blanca cuando se detuvo y volvió casi a regañadientes.

—Ya basta —dijo, parándose frente a mí y tendiéndome una mano—. Llorar no soluciona nada, vamos levántate.

No sonaban mucho a palabras de consuelo, pero a fin de cuentas era Kai, y tenia razón. Respiré profundo, me limpie las lágrimas de la cara y me puse de pie, aún luchando contra los sollozos que sacudían mi cuerpo.

Dark Paradise ||Kai Parker|| EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora