En estos momentos estoy frente a la puerta de la casa de mi tía, se escuchan risas, uno que otro grito pero lo que más llama la atención es el estruendo que suena cada 5 o 10 segundos es como si estuvieran arrojando cosas.
Antes de que mi mano toque el timbre se habré la puerta y de ella se asoma una rostro que hace mucho no había visto.
Es mi tía a decir verdad no ha cambiado en nada, se ve igual de joven que la ultima vez que la vi y de eso ya han pasado varios años.
-¡pero si es mi querida sobrina! ¿Cómo has... - antes de que terminara su pregunta se escucha un fuerte estruendo. De lo que imagino es la cocina salen volando cucharas, tenedores y uno que otro ingrediente.
-¡Señora! no encuentro las cerezas!- grita una persona, creo que es un chico pero no estoy del todo segura.
-Pasa, no te quedes afuera y si me disculpas voy a revisar que esta pasando en la cocina- antes de que dijera algo mi tía se fue casi corriendo, no entiendo como no se cae en eso tacones tan altos que usa.
Entro y miro que es una hermosa casa, no muy lejos de la cocina se puede ver una sala, me dirijo hacia allá, deje mis cosas cerca de los sofas y fui a ver los cuadros que estaban sobre la chimenea (no sé porque tiene una chimenea) cuando de pronto escucho un estruendo y seguidamente a mi tía gritando.
-¡¿Por qué las tiraste?! ¡Ahora no habrán cerezas!
-Agg... no fue mi intension, es que no podia abrir el envase y desespere- dijo el chico en vos alta, tanto que logre escucharlo, parece que fue el mismo que había gritado al principio.
-¡Pero ya no hay tiempo!- grita lo que parece ser una chica.
-¡Solo me tomara 5 minutos!¡Vivo cerca!- grita el chico.
-¡Pues muévete y tráelas!- grita nuevamente la chica.
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Gorda
Teen FictionUna simple palabra que destruye autoestimas y por ende a personas...