Capítulo 10

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El pitido era desesperante, sentía que los tímpanos le palpitaban y la cabeza le empezó a doler

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El pitido era desesperante, sentía que los tímpanos le palpitaban y la cabeza le empezó a doler. Alzó la vista hacia el telescopio que se sacudió estrepitosamente, pareciendo que se iba a zafar de la base.

Del gigantesco aparato se disparó una luz enceguecedora directo al cielo. El humo se disipó y Ryan pudo distinguir lo que se había lanzado hacía la atmósfera nocturna que se avecinaba. Creyó que era una ilusión; a pesar del dolor, en estado de shock y boquiabierto vio lo que parecía una estrella fugaz salir de aquella especie de cañón, alejándose hasta perderse de vista.

Parpadeó un par de veces, hasta se refregó los ojos ante la imposible de la imagen. Aquella bola de luz de tonos rojizos y blancos ascendía por el firmamento, mostrándose radiante.

Efímera lo acompañó en su admiración, llena de emoción de que su creación hecha realidad.

—¡Esto es increíble! —gritó eufórica, a todo pulmón. Lanzó un chillido de emoción que captó la atención de Ryan.

Sorprendido la miró brincar y reír complacida, sin despegar los ojos del firmamento. La excitación le llegó a Efímera a su punto máximo cuando se enfocó en la pantalla holográfica, juntando las manos y mordiéndose los labios, esperando ver en acción su obra maestra.

Enseguida, Ryan observó lo que ella con gran expectación esperaba; la imagen de la ciudad de Cefeo se propagó en todas las pantallas, las luces de las edificaciones se encendían y la gente circulaba en ella.

•••

El cielo nocturno se posó sobre toda la metrópolis. La gente se adaptaba a la jornada nocturna, los que trabajaban de noche salían de sus casas mientras los que laboraban en jornada diurna se preparaban para retornar a sus hogares. La ciudad parecía tranquila, no había quién perturbara la paz ni el aburrimiento de algunos empleados que salían de cumplir casi doce horas de trabajo mal pagado, ni mucho menos mitigar el hastío de los que recién entraban para cumplir el horario nocturnas.

Los carros transitaban en forma, no había trancones ni accidentes ya que los militares encargados de la circulación vial hacían bien su trabajo. No obstante, en ese momento la ciudad se paralizó y varios incidentes se presentaron cuando más de uno levantó la vista para admirar el fenómeno de tonos violáceos y azules que surcaba el cielo.

En el último piso de un edificio, un joven militar acomodado en su lujoso apartamento, disfrutaba de un descanso mientras esperaba que su esposa sirviera la cena. Cuando se dio cuenta del espectáculo estelar, se levantó de su cómodo sillón y se asomó a ver.

Desde los retirados suburbios contempló la estrella fugaz pasear sobre Cefeo; el fenómeno era difícil de creer por la magnitud que tenía y los colores que le adornaban, además de la proximidad que tenía con la ciudad.

Esa admiración se convirtió en consternación cuando, de repente, el artefacto estelar se aproximó hasta el edificio más alto la zona comercial de la metrópolis e impactó, reduciéndolo a escombros en un segundo.

El secreto de Efímera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora