Capítulo 11 (Final)

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El sujeto, de marcadas facciones y porte fornido, vestía una gabardina de cuero marrón

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El sujeto, de marcadas facciones y porte fornido, vestía una gabardina de cuero marrón. Su imponente presencia hizo retroceder a Efímera hasta chocar de espaldas con el hombre tras ella.

El tipo era alto, su cabello era castaño con mechones rebeldes que con un poco de gel hizo parar. Portaba botas de cuero negras de suela gruesa y lucía ropa de tonos grises y negros. Su expresión era severa, siendo Ryan el causante de su enfado. El mensajero de encomiendas Lux no se quedó atrás, lo enfrentaba del mismo modo, sacando el pecho para mostrarse desafiante.

Ryan Venedius sabía quién era, desde hacía cinco años trabajó con él. Era el hombre que más detestaba, un tipo arrogante que se creía el mejor sólo por entregar a tiempo los pedidos. Era Brandon Trenton, sin duda.

Los otros dos eran gemelos idénticos, diferenciados porque uno lucía una cabellera larga, recogida con una trenza que le llegaba hasta la cintura y el otro mantenía el cabello corto. A esos dos Ryan también los conocía, los veía cada que iba a comer a un restaurante especial, el más grande de la ciudad, que tenía vinculación con la empresa de correos para que dejaran la comida más barata a sus empleados. Eran dos cocineros del hemisferio oriental que llegaron a Cefeo para buscar buenas oportunidades. Conocidos como Ryo —el mayor— y Raiko —el menor—; los gemelos Kaido. Ambos jovenzuelos que no tendrían más de veinte años, de forma ofensora, portando unas pistolas en sus manos, miraban de brazos cruzados lo que acontecía, esperando órdenes de su líder.

Luego de que la plataforma llegara al nivel del suelo, Brandon caminó hacia ellos, sin perder su estilo de causar inquietud con solo dar un paso. Esculcó su gabardina, agarrando su fiel arma para acabar con Ryan; no estaba dispuesto a soportar lo que Efímera ordenara, de que ese parecido sería el líder de la causa que durante bastante tiempo él lideró.

La chica al percatarse de su clara intención, se guardó su miedo y tragando fuerte, se atravesó en su camino.

—Detente, Brandon. —Levantó la mano en señal de alto, consiguiendo que el mencionado la mirara con repudio—. Ya el sistema lo reconoció como el único capaz de manejar estas máquinas.

Escuchar eso lo alteró sobremanera; ¿cómo se atrevió dejar el destino de muchos hombres en manos de un inepto que se notaba, no era capaz de dirigir milicias?

—¿Cómo fuiste capaz de hacer tamaña estupidez? ¿Qué no te fijaste en lo torpe que es? —espetó el castaño, mirando despectivo a Ryan quien impotente apretó los puños

—Él me demostró lo que tú no. Te aclaré que no eras acreedor de tener el acceso concedido a todo lo que mueve Alrai, se nota solo con ver tu actitud. No estás listo y la guerra no da espera —impuso Efímera su punto. Brandon empezó a reír de forma despectiva.

—¿Me vas a decir que este idiota es el único que nos puede liderar? ¡Por favor! Solo miralo —dijo, señalándolo con desdén.

—Al menos ella me escogió porque se dio cuenta que no soy un avaricioso que le importa ser grandioso en vez de velar por los demás —intervino Ryan; no soportaba los desplantes de ese tipo, crecido en ego.

El secreto de Efímera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora