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Los nervios en mi crecen una vez que estoy frente a él enorme edificio blanco donde se que me espera un juez para unirme a alguien en contra en mi voluntad. No soy capas de prestar atención a lo que la señora Mary dice desde el asiento del copiloto, mi mirada está clavada en la entrada del lugar y en la cantidad de personas que se encuentran ahí, la mayoría de estas ni siquiera recuerdo haberlas visto antes, seguro son conocidos de mi padre o de los Canela. Esto sólo aumenta el temblor de mis dedos.

Algunas de estas personas traen cámaras en sus manos y es entonces que me doy cuenta que son periodistas, aveces olvido lo importante que es mi padre para el mundo de los negocios y lo conocido que es en la ciudad y el país, maneja una de las dos empresas más grandes de aquí y a que no adivinan a quien le pertenece la segunda empresa más grande, si, a Los Canela. Genial, ahora no sólo será el peor día de mi vida si no que también quedará grabado en un pedazo de papel y posiblemente en internet.

De pronto mi estómago se revuelve y siento cómo todo lo poco que eh comido a lo largo del día intenta subir por mi garganta buscando salir. Coloco una de mis manos en mi boca y reprimo lo más que puedo mis ganas de vomitar. Ahora no frijol, mami no puede vomitar ahora.

—estamos listos para entrar, ¿tú estás lista cariño?—esta vez presto atención a la señora Mary pero me arrepiento terriblemente porque los latidos de mi corazón comienzan acelerarse aún más. Ni siquiera me deja contestar cuando ya está bajando del coche. La puerta de mi lado se abre y una ráfaga de flashes me impactan de golpe haciéndome entrecerrar mis ojos para tratar de ver a la persona que va a ayudarme a bajar.

Maldición, me van a dejar ciega.

Una mano se extiende frente a mí para ayudarme y en estos momentos es cuando agradezco que el hermoso vestido que traigo encima no es de esos que están esponjados cual algodón de azúcar. Tomo la mano frente a mí sin lograr ver de quién se trata gracias a las luces segadoras y saco un pie seguido del otro para ponerme de pie y soltar un enorme suspiro. La Señora Mary susurra algo de que debo sonreír para las cámaras y así lo hago, saco mi mejor sonrisa fingida de mi bolsillo.
Todo va marchando bien hasta ahora y me felicito mentalmente a mí misma por lograr actuar normal pero en seguida me arrepiento ya que al intentar dar un paso con la frente en alto mi tobillo se dobla gracias al desnivel de la banqueta y a lo alto de mis tacones, siento cómo caigo y sé que voy a estrellarme contra la acera. Cierro los ojos esperando el impacto de mi cuerpo con el duro y sucio suelo pero nunca llegó a él ya que unos brazos se envolvieron en mi cintura y evitaron mi caída segura. Me reincorporo lo más rápido que puedo y retomo la sonrisa falsa que tenía hace un rato para voltear a ver a la persona que me sostiene aún de mí cintura. Entonces me encuentro con esos ojos marrones ya conocidos para mí y esa sonrisa que destila arrogancia, característica perfecta de ellos. Bryan, el segundo mayor de los hermanos–dato que por cierto, me proporcionó Jane esta mañana–me sonríe ampliamente y entonces sé que aparte de haber salvado mi culo también fue quien me ayudó a bajar del coche hace unos segundos.

—sonríe a las cámaras—habla entre dientes para no borrar su sonrisa y fija su vista al frente, hacia él montón de camarógrafos. Entonces me percato que había dejado de sonreír y una vez más retomo mi sonrisa.

—estoy sonriendo genio—hablo igual entre dientes y ambos fingimos estar felices por unos segundos más antes de caminar esquivando las cámaras.

Bryan me suelta una vez que hemos llegado a la puerta de entrada donde soy capas de distinguir a Jane tomada del brazo de su novio, Alan. El cual viste muy elegante con un traje gris claro y una camisa a juego con el vestido de mi amiga. Ambos me regalan una sonrisa alentadora pero no los dejan acercarse a decirme algunas palabras de apoyo, porque la señora Mary se encarga de pedirles a los que no son familia directa que pasen de una buena vez a las oficinas del registro civil. Viendo mejor ahora, no hay tantas personas aquí como las que se veían desde el coche, al parecer los que hacían más bola eran los periodistas, lo cuales seguían tomando fotos a diestra y siniestra. Volteo mi vista a mi derecha y me topo a tres de los cuatro hermanos parados en la puerta en una extraña formación como de soldados mal pagados que seguro su madre les impuso. Bryan, Alonso y Freddy lucen demasiado bien en traje que me sorprende demasiado que no vengan acompañados por alguien en especial. Bryan, ahora que puedo verlo mejor luce un traje totalmente blanco, al igual que su camisa y corbata. Alonso, lleva puesto un traje gris oscuro con una camisa azul cielo debajo y una corbata de un tono más subido de azul que su camisa. Freddy, por su lado, viste un traje azul marino, o me atrevería también a decir que es azul rey, con una camisa blanca y su corbata morada. Sinceramente esto no me sorprende mucho ya que tengo entendido que de todos los hermanos él es que suele vestirse más extravagante y nada casual.

Primerizos [Jos Canela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora