Cinco.

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23 de enero, ese día fue mi cumpleaños y el día en el que le declararía mis sentimientos al mejor chico de todos.

Llegue a la escuela exactamente a las 7:00 am, la campana me salvó literalmente para ir a clases y me evitó una plática con André.
Aún así, tenía mucho en que pensar.

Durante la clase de matemáticas no puse atención debido a que estaba pensando y esto paso:

- Señorita Vacarelli, ¿me podría dar la respuesta?.

Era la Señorita Claudia, ella me agradaba, hasta ese momento.

- Lo siento maestra, no se de que me esta hablando.

- ¡SIEMPRE ES LO MISMO CON USTED SEÑORITA! Retírese de mi clase y vaya a prefectura por su reporte.

- Agh, ya voy.

- Y no me conteste con tal atrocidad, si no también obtendrá un reporte por mala conducta.

- Sí, como usted diga, bruja- murmullando-

En el camino a prefectura iba pensando en que le había pasado a la Señorita Claudia, ella solía ser muy comprensiva y explicaba bastante bien los temas que tocaban.

En lo que iba pensando; mi corazón dejo de latir y mi cara se puso rosa, pues para mi buena suerte me encontré con André.

- André...

- ¿Qué haces afuera de clases Yanza?

- Pues la Señorita Claudia me sacó y voy por un reporte a prefectura-lo digo con cierto tono sarcástico- ¿y tu, que haces aquí?

- No quise entrar con la Señorita Lucy, sus clases son un horror.

Cada vez pensaba que teníamos más cosas en común.

- Lo se, aunque me da mucha risa cuando tartamudea.

- Es cierto- suelta una ligera risa- Por cierto, feliz cumpleaños.

De mis odiosos nervios lo había olvidado por completo.

- Oh, es cierto, lo había olvidado.

- Te tengo un regalo.

En mi mente ocurría algo como esto:
¡AAAAAAAAAAAAAAH!
Pero respondí esto:

- ¿Enserio? No tienes por que-bajo la mirada-

- Sí, sí tengo, cierra los ojos- baja la mirada y saca el obsequio de su bolsillo-

Parecía que mi corazón daba mil y tantas palpitaciones por segundo.

- Una pulsera.

- Sí, ¿recuerdas mi viaje a Ohio? Pues, la vi, y se me hizo apropiado para tu cumpleaños.

En ese momento me enamore un poco más de el, después de todo, ¿no estaba pensando en mi en su viaje?

- Bueno, gracias- contesto con una ligera sonrisa-

- No hay de que, oye, sobre mi pregunta, ¿me contestas?

- Um... Ahora debo ir por el reporte, ¿me acompañas o te busco más tarde?

- Esta bien, te acompaño.

En el camino, tuvimos un momento de silencio, pero, era un silencio agradable, hasta que el interrumpió aquel momento:

- ¿Y bien..?

- Esta bien, te lo confesare. Me gustas desde hace tiempo y no había tenido la oportunidad de decírtelo, eres una persona increíble en muchos aspectos, y, Dios, no tienes idea de cuanto cariño te he tomado en este último año.

Silencio incómodo.

- ¿Qué piensas?- digo con un poco de urgencia-

- Jamás creí gustarle a una chica como tu.

- ¿Por qué lo dices?

- Sólo mírate, eres una hermosa persona, tanto físicamente como en tu forma de ser- al momento de decir esto
me toma la mano-

Sólo sentía el roce de su palma con la mía, sus venas saltadas. Tiene manos grandes. Me gustan las manos grandes.

- Pero, ocurre algo...

Mi mente se queda en blanco, no se qué va a decir, ¿será bueno o malo? Ya dilo, me esta atormentando la duda.

- Hay una chica de nuevo ingreso que en verdad se me hace muy linda y me interesa.

Las lágrimas inundan mis ojos, las palabras se me fueron, mi mente no piensa en absolutamente nada, sólo siento algo en el estómago, como sí me hubieran golpeado unas treinta veces con un bat de baseball. Y esta es mi respuesta.

- Vaya suerte la mía- únicamente digo esa frase con un nudo en la garganta.

Salgo corriendo de donde está el he ignoró el reporte, busco un lugar donde no haya gente y me siento en el suelo abrazando mis rodillas y sacando el dolor que me hizo, jamás había llorado por un chico, ¿será que soy débil?. No sabía en que pensar, estaba devastada.

En lo que secaba mis lágrimas escucho unas pisadas y veo una sombra dirigiéndose hacia mi, era Mia.
Mia es una hermosa persona, en realidad es una de mis mejores amigas por que estuvo ahí cuando nadie más lo estuvo.

Al ver mis lágrimas, inmediatamente dice.

- Te vi con André, ¿está todo bien?

- No, no lo esta- al recordar rompo en llanto, de nuevo-

En ese momento no dice nada y sólo me abraza, era lo único que necesitaba.

¿Podrá ser?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora