Dos.

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Pasaron las semanas, no paraba de pensar en el.  No dejaba de pensar en su hermosa sonrisa, y en sus ojos tan profundos, siempre me sonrojaba al ver que sus ojos se hacían pequeños cada vez que sonreía.

Los descansos eran mis momentos favoritos, por que era cuando podía hablar y jugar con el. Caminábamos, me contaba secretos, le contaba secretos. Era de lo mejor pasar tiempo con el, sin preocupaciones, sólo éramos el y yo.

Dios, estaba locamente enamorada de el.

¿Podrá ser?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora