¿Un pasado o un mal sueño?

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Me despierto con la frente sudada y un zumbido en los oídos, que agudiza mi dolor de cabeza, mientras recuerdo como he caído por una vereda cuando mi pie se enredó con una rama. Me levanto lo más rápido que puedo y toco mi cabeza, un chorro de sangre mancha mis manos. Sin embargo no puedo detenerme, no hay tiempo que perder. Ellos todavía me persiguen.

Sigo corriendo sin ningún rumbo fijo, solo necesito correr y esconderme de ellos, como siempre lo he hecho. Esta vez me encuentro en otro sendero, un camino desconocido donde puedo leer un cartel "No siga" dice en letras legibles y muy grandes, pero no hay tiempo para seguir sus reglas, ya no más. De repente ya no escucho a nadie perseguirme, solo escucho las hojas crujir bajo mis pisadas y el canto nocturno de los búhos hace que mi piel se erice. Todo parece tranquilo en esta zona y me preparo para un próximo ataque sigiloso, pero no pasa nada. No hay nadie.

Observo uno de esos árboles, estos tienen un aspecto distinto, se ven más vivos y tienen pequeñas flores lila, cuanto más las veo me siento más perdida. Me acerco para tomar una y de repente mi pierna izquierda comienza a doler como si algo estuviera cercenando mi carne. Me agacho para ver qué hay en el pasto que pueda causarme tanto dolor, pero cuando lo veo no sé qué es. Nunca había visto algo que se le pareciera. Es una rueda metálica que tiene a su alrededor algo que parecen pequeños dientes, luego de zafarla con mucho esfuerzo y sacar la pierna de ella, me siento. Aunque no sé si esto sea lo que realmente debo hacer, no soporto el dolor.

Las lágrimas ruedan por mis mejillas y ni siquiera me molesto en limpiarlas, de todas formas estoy demasiado lejos de casa, de la aldea e incluso de todo lo que conozco. No espero que nadie llegue a salvarme y ya sé qué pasará si alguno de los hombres que me perseguía me encuentra aquí, abatida, llorando como una estúpida y sobre todo; a punto de desangrarme.

Me levanto, dispuesta a correr una vez más, justo como he estado haciendo toda la noche. Pero ya no soy ágil, no con mi pierna en este estado. Todo se ve un poco borroso y me tambaleo mientras camino hacia donde he visto el débil reflejo de una luz unos segundos antes. Siento un agudo dolor en mi pie derecho e instantáneamente sé que es porque he pisado una roca. No me detengo hasta que me doy cuenta de que cada vez hay menos árboles. Sé que estoy perdida, pero si regreso ellos me encontrarán. Estoy tan asustada porque sé que pronto llegaré al otro lado, este no era mi plan, pero no me ha quedado otra opción.

Me desconcierta dejar los árboles atrás, dejar todo atrás. Lo único que veo ahora es el pavimento y la oscuridad de la noche. Dejo de caminar por un segundo, no reconozco el lugar donde estoy, nunca antes he estado aquí.

Me siento cada vez más débil y cuando veo hacia el frente una luz blanca demasiado fuerte proveniente de un vehículo me ciega. Me doy la vuelta e intento regresar al bosque para que nadie me vea, pero la falta de visión y el dolor en mi pierna juegan en mi contra, haciendo que caiga al piso.

La cabeza me duele tanto que siento que podría estallarme en cualquier momento, me he golpeado con una roca. Veo la sangre en el piso y todo comienza a desvanecerse. El cielo deja de verse azul y lo único en lo que puedo concentrarme es en la luna. Mis ojos se cierran y ya no hay más dolor. Todo se siente tan irreal.

Abro mis ojos y me doy cuenta de que todo ha sido un sueño, de nuevo. No he dejado de tener estos sueños desde que desperté en ese hospital, hace cinco meses. Luego de encontrarme a la orilla de una carretera los oficiales estatales me llevaron a un hospital, desde entonces lo único que he podido recordar es el mismo sueño de siempre. Beatriz, mi psicóloga ha intentado distintas terapias (incluso la hipnosis), pero nunca he podido decirle más de lo que siempre sueño. Aunque no sé si esto es un sueño o una pesadilla.

Trato de alejar todos los pensamientos que me confunden de mi mente, como he hecho desde que (literalmente) tengo memoria.

Todos los días me pregunto lo mismo y no logro entenderlo ¿Acaso no tiene sentido que el bosque de este sueño sea igual al bosque en el que desperté? Pues para mí tiene sentido y se resume en una sola cosa: no es un sueño, es un recuerdo. Aunque para todos los demás significa que un fuerte golpe en la cabeza me volvió más torpe de lo que seguramente era y por eso nunca recordaré nada.

Se supone que mi vida debería ser como la de cualquier chica de diecisiete años: salir mucho, tener amigos y quizá un novio. Las peleas con mi madre deberían tratarse sobre mis horarios, calificaciones o incluso mis amistades.

Mi madre... A ella ni siquiera puedo llamarla así, sé que es cruel de mi parte y ella no lo merece, pero no puedo acostumbrarme a amarla cuando ni siquiera a ella la recuerdo. Simplemente la llamo por su nombre, Cristina. Al inicio le dolía que no pudiera decirle "mamá" como cualquier hija normal, pero ya lo ha entendido, creo que incluso ella sabe que no soy normal.

Siempre vivo atrapada buscando un pasado que parece no querer ser encontrado.

Quizá nunca sepa como era mi vida antes de que me encontraran en ese bosque a la orilla de la carretera, pero si de algo puedo estar segura es de que mi vida terminó en ese mismo instante. Porque después de todo no me siento contenta con esta rutina de mierda que se supone debería ser mi vida, porque todo lo que hago es solo una costumbre; no un deseo. Así supongo que para personas como yo (que no han podido recuperar la memoria, ni conseguirse una nueva vida) de eso se trata todo: una estúpida rutina.

¡Hola!

Bueno, en realidad no tengo mucho que decir, pues es el primer capítulo y solo quiero pedirle a cualquiera que lea esto que le de una oportunidad a esta historia.

Detrás del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora