Capítulo 11: Yuji.

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Onceavo día para asistir al infierno, pero ese no es el problema, sino, que nos despertamos con una terrible noticia.

Imagino cómo Yuji chilla desde su habitación con tanta fuerza, que logra quebrar la copa de vino que su madre se sirve cada mañana.

Marco su número celular una y otra vez, pero no hay respuesta. Mi estómago se estruje mientras  la comunicación es imposible, así que le llamo a Eleonora como la única salida que veo.

—No me responde —dice ella en un tono apresurado.

Suelto un pesado suspiro.

—A mí tampoco. En teoría debe venir por nosotras, pero estamos de acuerdo en que eso no sucederá.

—Paso por ti e iremos a su casa.

El secreto de Yuji ha salido a la luz con todo y pruebas. Existen videos, existen fotografías y testimonios recientes. Mi cabeza hace un torbellino en su interior y llego a la conclusión de que, por falta de pruebas, no lo divulgaron cuando la cuenta regresiva lo marcó y entonces, significa que... la amenaza es real.

No están jugando, quieren hacernos quedar mal frente a todas las personas que los siguen.

Pretenden arruinarnos socialmente.

¿Qué tienen en la cabeza?

Eleonora hace sonar el claxon de su Rav4 2015 en la entrada de mi casa y subo a ella. Respiro agitada, preocupada.

—Quien sea que esté detrás de esto, nos va a joder.

Mi ceño se frunce mientras saco una gran cantidad de aire desde mis fosas nasales porque me siento un poco traicionada.

—¿Cómo es que no nos dijo sobre esto?—reclamo.

Eleonora me reprende con la mirada.

—Ahora mismo, nuestra amiga necesita de nosotras. No la confrontaremos.

—Lo sé, le daré mi apoyo total. Pero, ¿cómo es que no confió en nosotras? Yo les digo todo a ustedes y realmente pensé que era recíproco.

—Yo también les digo todo, ¿ok? Que se haya guardado esto quizá tiene que ver con la vergüenza que siente. Sabes que su honor es algo muy importante para ella.

—No hay honor en lo que hizo, y no la estoy juzgando, simplemente no es congruente y pudo haber confiado en nosotras —suelto con agria voz.

—¿Ya te desahogaste? Yuji nos necesita.

Llegamos a la casa de los Chong. Su impresionante jardín nos recibe, pues son amantes de las plantas. Nos acercamos a la puerta, pero cuando estamos a punto de tocar, decidimos que lo que en realidad debemos hacer, es ir por atrás. La habitación de Yuji está ahí y tiene una puerta corrediza hacia el jardín trasero que siempre está abierta. Nos escabullimos y al entrar, la encontramos tendida sobre su afelpada alfombra.

No hace nada más que respirar profundo.

—Yu... —pronuncia Eleonora, pero ella no se mueve, se mantiene como parte de la decoración de su habitación—. Yu... ¡Te estoy hablando, perra! ¡Respóndeme!

Le miro con desapruebo y me hinco a lado de mi amiga, sobando su espalda mientras empiezo a cantar su canción favorita como si fuera una canción de cuna.

—I'm so fucking happy you're alive... Swear to God I'm down if you're down . All you got to say is right... Girl anything I can do, just to make you feel alright, oh...

—No puedo ir a la escuela...

Eleonora y yo compartimos una triste mirada.

—Yuji, tenemos que ir. Tenemos que enfrentarlos, tenemos que demostrar que no nos importa lo que digan sobre nosotras, que...

POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora