VAUSE.
Me levanto quince minutos después de que la alarma suene, por lo que una vez más me toca volar para no llegar tarde a mi segundo día en el trabajo. No lo entiendo, me acuesto más pronto de lo normal y me despierto tarde. No tengo excepciones, joder. Bueno, busquemos el lado bueno, hoy es viernes y los fines de semana no trabajo, así que podré descansar todo lo que quiera y aprovecharé para ir al centro a comprar algo, que hace tiempo que no voy. Me preparo un vaso de leche y me lo bebo en cero coma, por lo que paso a ir a arreglarme, que tampoco tardo mucho en ello. Además, no hay muchas elecciones, porque tengo que ponerme el uniforme y como mucho elegir una camiseta básica y blanca.
Tras esto salgo de mi casa a toda pastilla y me monto al coche, subiendo de velocidad en cada automóvil que adelanto. Poco me falta para llegar al ciento veinte y doy gracias porque se me dé bastante bien conducir, ya que de lo contrario ya habría tenido un terrible accidente. No tardo mucho en llegar al local y cuando llego Clau y David están sentados en la barra esperando a que llegue para poder abrir.
-Hey, morena, ¿te has quedado pegada, o qué? -Me pregunta Clau cuando saludo a ambos con dos besos en las mejillas. En cuanto pronuncia ese "morena" me acuerdo de la chica de ayer, la de whatsapp, por lo que procedo a preguntarle sobre ella.
-Sí. Oye, Clau, ayer me habló de repente alguien al móvil y no sabía quién era, pero te mencionamos y dice que es amiga tuya. -La digo mientras me cruzo de brazos, intentando no ser muy dura.
-¿Quién es?
-No lo sé, me dijo no se qué de una fiesta que hoy había y que fuese para averiguar quién era. ¿Sabes de quién se trata? Porque sinceramente, no me hizo mucha gracia la bromita telefónica. -Esta vez sueno un poco más estresada, por lo que suspiro para poder tranquilizarme.
-Pues ahora mismo no tengo ni idea... pero si te ha hablado de una fiesta y me conoce, probablemente sea verdad. Yo hoy voy a una quedada y seguro que es ahí donde quiera que vayas. Si quieres venir, estás invitada. -Me dice con total tranquilidad. Otra igual.
-¿Pero cómo voy a ir a un sitio donde solo te conozca a ti y una acosadora quiera conocerme? -La digo poniendo los brazos en jarra, sin apartar la vista de ella.
-Vause, tranquilízate. No va a ser nada fuera de lo normal, habrá gente de nuestra edad y no acudirán verdugos ni nada parecido, no es peligroso. -Pone sus manos sobre mis hombros para intentar tranquilizarme, pero no se la da muy bien.
-Bueno, pues nada. -Digo sin tener una respuesta clara para decirla si iré o no a la fiesta.
Mientras hablábamos me he dado cuenta de que David estaba abriendo, así que enseguida voy a mi puesto de trabajo y veo que la gente empieza a entrar al local, desesperados por probar la comida basura que servimos desde tan pronto. Yo de verdad que no me explico esto de que la gente madrugue para venir a desayunar una comida tan grasienta como esta. Se dice que el desayuno tiene que ser la comida más fuerte del día, pero esto... Esto es pasarse.
-Oye, Vause, creo que yo también iré a esa fiesta, así que si quieres venir, que sepas que yo tampoco conoceré a nadie más, salvo a Clau. -Me dice David en cuanto ve que no hay nadie en la barra, acercándose a mí.
-Gracias, de verdad, pero todavía no sé lo que haré. Luego os avisaré por whatsapp y os diré si voy o no. -Digo regalándole una pequeña sonrisa mientras meto el dinero que acabo de recibir en la caja.
-Está bien. -Me devuelve la señal de gratitud y vuelve a la cocina, ya que es él quien prepara y cocina todo. Sin él seguramente que el oficio estaría perdido, porque sinceramente cocina de putísima madre. Alguna vez deberíamos quedar los tres y que nos prepare una barbacoa o algo, que seguro que lo disfrutamos mucho.
-¿Estás bien? -Me pregunta Clau sacándome del trance en el que estaba mientras pensaba en la deliciosa comida de David.
-Sí, ¿por qué? -La pregunto como si nada.
-No sé, estás ahí parada y mirando al grupo de tías que han entrado. -Me dice señalando con la cabeza a las tres chicas que acaban de pasar por la puerta. Hostia, pues sinceramente, ni me había dado cuenta.
Niego con la cabeza mientras sonrío levemente volviendo a la barra, dejando a Clau en la otra caja.
-Buenas tardes. ¿Qué queréis comer? -Pregunto sonriendo aún, ya que "hay que ser simpáticos con el cliente".
Las chicas piden lo que desean y yo le paso el pedido a David, diciéndolas que en pocos minutos estaría su comida. Me fijo en que una de ellas tiene el pelo azul, todo entero. Ojos marrones y unas facciones bastante bonitas. La muchacha me mira y sonríe simpática, empezando una conversación conmigo mientras las otras dos están a lo suyo.
-¿Trabajas aquí desde hace mucho? -Me dice apoyando los codos en la barra.
-No, empecé ayer. -La contesto sonriendo nuevamente, mientras asiento con la cabeza.
-Ya decía yo, que no me sonaba tu cara. De ser así, me habría acordado. -No deja de sonreír y de repente me guiña un ojo. O es mi increíble inocencia, o ella también es bisexual, u homosexual.
Pensaba contestarla, pero es entonces cuando David hace sonar la campana que da a entender que la comida está lista, por lo que sonrío levemente de lado mientras le entrego su pedido a cada una de las chicas, mirando por última vez a la del pelo azul.
La verdad es que me siento bastante bien, porque pensaba que sería la única tía así, y estoy viendo que por esta zona hay mucha gente como yo.
ESTÁS LEYENDO
No me pidas que pare.
Romance" -No me pidas que no me enamore de ti. No me pidas que sea como las demás. Porque tú eres igual que yo, y ninguna quiere parar el deseo que nos tenemos. -"