Capítulo 1.

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VAUSE.

No puedo evitar poner cara de horror en cuanto me miro al espejo nada mas levantarme. Mi enmarañada mata de pelo morena y mi cara de recién despertada hacen una combinación totalmente terrorífica. No me queda ningún otro remedio salvo poner en marcha el grifo girado a la derecha, ya que este es el del agua caliente. Me quito con gran facilidad y rapidez los pantalones cortos de pijama que llevo puestos más la camiseta de tirantes gris que los acompaña. Tras esto procedo a meterme debajo del chorro de agua, disfrutando el placer que me da que las gotas inunden y limpien cada poro de mi cuerpo. Hoy empiezo a trabajar en el Burger King que se sitúa al lado del Centro Comercial de Madrid, más conocido como Xanadú. No es el mejor trabajo del mundo, pero me he enterado de que pagan bastante bien, y más en esta época del año, ya que el calor y las vacaciones atraen más clientes.

Después de haber limpiado con facilidad mi cuerpo y haberme aclarado, salgo de la ducha para enrollarme en la fina y suave toalla blanca que hace juego con el baño. Parecerá una tontería, ya que es un mierda trabajo, por así llamarlo, pero estoy nerviosa. Por fin he terminado los estudios y no quiero complicarme aún con las carreras diplomáticas ni nada que tenga parecido con ello. No sé si me irá bien, ni si haré mucha o poca caja, o si simplemente me llevaré bien o mal con los compañeros. Aunque igualmente no creo que me cueste mucho hacer amistades, o como queráis llamarlo.

No tardo mucho en secarme, por lo que procedo a arreglarme, que tampoco pierdo mucho tiempo en ello. Había pensado en ir a desayunar, pero sinceramente es demasiado pronto y no suele sentarme bien la comida tan temprano. Así que la única opción que me queda es montarme en el coche e ir de camino al trabajo. Voy intentando escuchar algo de música, pero enseguida mis pensamientos inundan el volumen al que tengo Los Cuarenta cuando paso por al lado del parque en el que me crié. No fue una buena adolescencia por así decirlo. Prácticamente sufrí depresión durante dos años, cuando mi hermana pequeña murió por cáncer en los huesos. Todo eso empecé a desahogarlo a base de cuchillas rajando mi pálida piel, y bueno... Después de unos largos y duros meses conseguí salir de ese infierno.

Pero no quiero pensar en eso ahora. Después de todo aquello decidí que empezaría una nueva vida, que sería una nueva Vause, y así fue. Dejé de juntarme con las personas con las que hablaba, que, tampoco eran muy buena influencia para mí, y menos en ese estado. El alcohol, las drogas y el tabaco se apoderaron de mí cuando tenía quince y dieciséis años. Seguí fumando unos años más, pero últimamente lo he dejado de lado y sinceramente ya ni lo hago. En esto de que voy pensando lo que me ha pasado en los últimos cinco años, veo que ya he llegado al trabajo donde estaré durante bastante tiempo, si se me da bien. Así que bajo del coche, suspiro, y entro a la estructura intentando no mostrar los nervios que tengo.

-Anda, tú eres la nueva, ¿no? -Me dice una chica morena de pelo rizado, con unos carnosos labios rosados sonrientes.

-Sí, Vause. -Le devuelvo la sonrisa mientras se acerca a mí, aún alegre.

-Yo soy Clau, encantada. No te preocupes, te harás a esto enseguida. -Rodea mis hombros con su moreno brazo. Es bastante guapa, y...

"No, para, Vause. Es tu primer día, así que tranquilízate y piensa en los clientes, no en la pivonazo de tu compañera". Me digo a mí misma. Será mejor que le pregunte algo, cualquier cosa.

-Bueno... ¿Hay alguien más trabajando aquí? -La pregunto chascándome los dedos. Una manía mía que tengo desde pequeña.

-Sí, claro, están David y algunos más, pero él es el más importante. Es decir, con el que más confianza tengo y con el que mejor te vas a llevar. -Dice riendo ligeramente mientras me guía hacia la cocina.

La acompaño riendo mientras me enseña todo un poco y me explica algo breve las cosas, pero lo suficiente para poder trabajar cómoda y con tranquilidad. Me ha dicho que, sobretodo por las noches, suelen venir grupos de gente de nuestra edad, es decir, entre veinte y veintiseis años, que suelen pasarse un poco con los piropos que echan. Pero en fin, conmigo no creo que haya peligro. Después de hablar un rato entra por la puerta un chico alto y moreno, bastante guapo la verdad. Entra sonriente y enseguida me da buenas vibraciones. Se acerca a Clau y a mí y la da dos besos en las mejillas, para después quedarse enfrente de mí. Se me queda mirando fijamente y un tanto serio a los ojos para luego bajar. Me acaba de mirar directamente de arriba a abajo.

-Es Vause, la nueva. No la mires así, que no queremos que dimita. -Dice riendo junto al chico, que supongo que es David.

-No era mi intención asustarte, lo siento. -Sonríe y se lanza a darme dos besos, haciendo una bonita presentación. Prácticamente me cuenta su vida en un par de minutos, y en otros tres puedo ver que es bastante gracioso, en el sentido de que es un tanto humorístico. Me cae bien.

-Bueno, chicos, basta de cháchara. Es hora de abrir. -Dice Clau mientas abre las puertas, que enseguida son violadas por un montón de gente. ¿Tantas personas comen comida basura a las once de la mañana?

No me pidas que pare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora