Capítulo 2.

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VAUSE.

Tras un largo y bastante agotador día sirviendo comida por fin veo que el local empieza a quedarse vacío y que ya no vienen más personas. Me quedo un rato más hablando con Clau mientras David limpia las mesas, ya que ahora es su turno.

-Bueno, ¿cerramos ya, o...? -Pregunto sonriendo mientras cierro la caja después de contar el dinero.

-Oh, no, cariño. Ahora viene la peor parte. -Me dice acercándose a mí. -¿Te acuerdas que te dije que habían grupos de tíos y tías buenas que venían a altas horas? -Justamente cuando me dice la pregunta que obviamente tiene respuesta, un coche negro y no muy grande llega al aparcamiento con la música a toda hostia. -Pues, ha llegado esa hora.

Sonríe mientras mira al grupo de personas que bajan del automóvil y yo me percato de algo. ¿Tías buenas?

-¿Eres lesbiana? -Digo sin temor ninguno. Bueno... a ver si me he pasado. -Lo siento, es que...

-No te preocupes, Vause. -Dice riendo cuando me corta la frase. -Me suelo calificar más como bisexual, pero me suelo sentir más atraída por las tías. ¿Responde eso a tu pregunta? -Sonríe nuevamente y enseguida me siento más cómoda que nunca. No soy la única.

Un chico alto, moreno, con algunos piercings y lleno de tatuajes entra el primero por la puerta, acompañado por otro rubio parecido a él pero de ojos azules, luego, una chica que... Espera, tiene el pelo rosa palo. Y joder, es muy guapa. Seguida de esta entra otra chica, morena y con algunas mechas azules. Algunos tatuajes, otros piercings y ropa oscura la complementan, y junto a esa piel pálida... Madre mía. Necesito ir al baño ya.

-¡Clau, lo de siempre, nena!- Grita la chica de pelo rosa. ¿Se conocen?

Enseguida mi compañera saca el pedido de los dos chicos acompañados por esas... diosas. Porque joder, nunca he visto tías tan... Tan así. Pero no puedo dejar de fijarme en la chica morena de mechas azules. Enseguida aparto la mirada cuando veo que la suya se queda fija en mí, y claro, mis mejillas se ven obligadas a ruborizarse levemente. Joder, pero por qué no deja de mirar.

-Toma, lleva esto a su mesa, y di que enseguida está lo demás. -Me dice Clau entregándome una bandeja con la comida pedida.

Respiro hondamente antes de encaminarme a estos y en cuanto llego miro a la morena. Mierda, mierda, mierda.

-Aquí está vuestro pedido. Ahora mismo os traigo lo que falta. -Digo dejando la bandeja en la mesa. Ahora que me doy cuenta, son los primeros a los que les traemos la comida y no son ellos los que tienen que venir a por ella. Pero en fin, supongo que esto es y será siempre así.

-Así que hay nuevo bocadito en el centro. -Dice la chica de pelo rosa, agarrándome de la muñeca para que no me vaya. Qué cojones.

-Xenia, déjala. Necesitará tiempo para acostumbrarse. -Dice la morena sonriendo de lado levemente mientras me mira.

-Vamos, Sam, quiero divertirme un rato... -La otra se recuesta en el cuello de la muchacha, aún sin soltarme la muñeca.

-He dicho que la dejes. -Dice la tal Sam en tono autoritario. -Y para. -En cuanto dice ambas cosas me suelta y se aleja de ella, quedándose rígida en su sitio. Joder, que dominante.

-Tráenos eso que falta en cuanto esté, anda. -Dice el moreno que minutos antes entró primero por la puerta.

Asiento y nuevamente me voy sin mirar a ninguno, acercándome lo antes posible y David y Clau, que están hablando juntos detrás de la barra.

-¿Quién es la morena? -Pregunto con intriga. Siento ser una cantosa, pero no aguanto más.

-Es Sam, no te recomiendo mucho que te acerques a ella. -Me dice David mirándola por encima de mi hombro.

-¿Por qué? -Frunzo el ceño después de lo que dice. ¿A qué viene eso?

-Tonterías, es una tía de puta madre. Lo que pasa es que tiene su puntillo, y cuando se enfada o se cabrea... Bueno, nada importante. -Me tranquiliza Clau, apoyando su mano en mi hombro.

-Pues a mí desde el primer momento no me dio buenas vibraciones, y menos con lo que pasó el otro día. -El moreno se cruza de brazos y se apoya en la fría pared.

-¿Qué pasó? -Pregunto nuevamente intrigada.

-Nada. -Ahora van a querer callárselo, pero no saben lo persuasiva que puedo llegar a ser.

-No, ahora me lo decís. ¿Qué pasó? -Pregunto acercándome un poco más a estos, también con los brazos cruzados.

-Joder... ¿Has visto a la chica del pelo rosa, no? Es Xenia. Su... bueno, iba a decirte novia, pero no sé si lo es. Están siempre muy juntas y la defiende mazo, pero bueno, no se besan en público ni nada de eso. Pues en fin, que el otro día un grupo de tías se acercó a ella y empezaron a piropearla y a intentar toquetearla. Hasta que cogió una y la intentó besar... Y bueno, Sam se cabreó más de lo normal y cuando la morena se enfada... Mala suerte para los que hayan alrededor. La chavala terminó gravemente herida en el hospital, y las demás salieron de patitas cuando vieron la escena. -Dice frunciendo los labios ligeramente. -Eso suele pasar más de una vez con las personas que no la conocen, y personas que no la conocen hablan mal de ella. -Dice mirando a David, fusilándole con la mirada.

-Con eso ocurrido y cosas similares, qué esperas que piense de ella. -Contesta el moreno levantando los hombros. -Bueno, será mejor que les lleves la comida que falta, que Sam no deja de mirarte y no quiero que monte escenitas.

-Me da a mí que no la mira por la comida que falte... -Dice Clau sonriendo en compinche. Y tras unos segundos intentando descifrar a qué se refiere, enseguida me doy cuenta de... Madre mía.

-Estás fatal. -La digo riendo levemente, cogiendo la bandeja que faltaba y llevándola de nuevo a la mesa.

No me demoro mucho en dejar las cosas, y la morena de mi compañera no mentía en el tema de que suelen piropear. A excepción de las dos chicas, los otros dos saltan con algunas gilipolleces que, supongo que es lo que dicen cuando intentan ligar. Le doy mi número a Clau por si necesita algo, y a David igual, ya que me han caído bastante bien. Y después de mi primera jornada, por fin me monto al coche y me voy a mi casa.

No me pidas que pare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora