Y aquí estoy con un nudo en los pulmones y cicatrices en el alma. Meditando sobre por qué te tengo hoy en mi mente, revoloteando como una insistente polilla. Imagino que te espanto, que te empujo en el pecho, en los hombros, esos que tan bien recuerdo. Imaginando que te zarandeo mientras chillo un porqué que no entendí, que no entiendo, ni entenderé. Vaciando mis pulmones una y otra vez, como si saliera el fuego que quema mis entrañas.
Desenterraste mis fantasmas sin querer, me ha costado devolverlos a su sitio otra vez. Con las heridas sangrando a flor de piel, sin siquiera saber por qué. El nudo aprieta y no logro desatascarme la palabra fracaso de la garganta. Porque eso fue para mí, una lucha, que ni siquiera era mía, perdida. Una espada a mis pies, un dragón en frente, mi piel en llamas y para nada. Para que el tiempo se lo lleve todo, para quedarme callada. La boca sellada y los ojos ardiendo en lágrimas que no escapan. Porque sé que si hablo te quemo. Y aquí estamos, víctimas de una vida que a veces se nos escapa. Y aquí estoy, una vez más gritándote en silencio.
