Cambiaste una compañera por una cara bonita. La curiosidad y la risa por los modales de una princesa de porcelana. La creatividad, la espontaneidad y la naturalidad por un molde vacio, una silueta. Las alas infinitas que te tendía por las cadenas de un puñado de tópicos. Cambiaste las conversaciones profundas, los brazos tras tus caídas, las noches en vela por unas cuantas palabras huecas.
Lo cambiaste todo por una cara bonita que, perdóname que te recuerde, no durará más de dos décadas. ¿Y después que? Cuando lleguen las arrugas y el silencio se haga dueño de vuestros segundos. Cuando no podáis llenarlo con nada porque todo lo que os unía se ha convertido en ceniza. Solo os quedará vivir en el pasado, de lo que fuisteis, de una llama extinta, del recuerdo de una carcasa que nunca os ha calado.
Así que perdóname si hoy te recuerdo todo el futuro que has perdido al marcharte. Perdoname si te recuerdo que ya jamás me tendrás a tu lado.
