Capitulo IV-Solo un Beso-

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La casa estaba muy silenciosa sin el resto de las personas, Eva se fue a instalarse en su habitación al igual que Josh. En la planta baja había dos habitaciones grandes, un baño y la cocina, mientras que en la parte de arriba estaban cuatro habitaciones individuales y otros dos baños pequeños. Las habitaciones grandes estaban seleccionadas para Eva y Emily en una y Joshua en la otra, mientras que en las otras cuatro restantes eran para el resto de nosotros sin ninguna clase de orden, Eva fue a por la más próxima y empezó a instalarse y al igual que la última vez que estuvimos aquí, también trajo consigo una cantidad de maletas excesiva. Observaba como subía y bajaba su ropa del coche, me disponía a ayudarla, pero la conocía lo suficiente para saber que si le dabas la mano te cogía el brazo, simplemente me levante con lentitud y quise salir de su vista.

-David, guapo ¿No podrías ayudar a una señorita?

-Podría, pero aun ando buscando una excusa para no hacerlo.

No sirvió de nada intentar irme y mi respuesta solo le pareció graciosa y empezó a reír como si fuese una niña pequeña.

-Vamos tonto, ayúdame ¿sí?

Finalmente accedí hacerlo, lo último que quería era que se enfadara y no me llevara de vuelta tras estos días, solo vine con ellas dado que Emily me llamo, no quería estar sola en un viaje tan largo con Eva quejándose todo el trayecto.

Cuando terminé de descargar sus maletas me fui rápidamente con la excusa de ducharme, no tenía la intención de desdoblar su ropa.

- ¡Gracias David, eres un amor!

Mientras subía por una de las escaleras laterales, pasé por la habitación de Josh, dentro se oían golpes mudos, quise golpear su puerta por si pasaba algo, pero en el momento que mi mano iba a chocar con la madera el abrió la puerta con rapidez.

- ¿Pasa algo David?

-No...Solo oí...- las palabras se me trabaron en la garganta debido a la sorpresa de tenerlo tan cerca con un rostro algo nervioso, su cara estaba sudada. - ¿Estas bien?

-Si amigo, solo estaba haciendo un poco de ejercicio.

-Ah, perdona por molestarte.

Me fui sin darle importancia y subí a ducharme, realmente quería descansar hasta que los demás llegaran, el viaje fue muy agotador, no entiendo como el resto quiso ir al rio y andar más rato en el campo, si todo iba bien podía dormir unas tres horas. Me tumbe en la cama y entrecerré la puerta ligeramente para quien pasara me viera dormir y no me molestara, al parecer no funciono.

-David, como no hay internet aquí, ¿Qué te parece si nos entretenemos entre nosotros?

- ¿Por qué no fuiste a ver a Josh?

-Dijo que estaba haciendo ejercicio y no me abrió la puerta.

-Chico listo. ¿Y de quieres hablar?

Eva anduvo por la habitación curioseando entre mis maletas cerradas, como si buscara algo de lo que hablar, al ver que no había nada fuera, me miro un segundo y se tumbó en la cama, rebotando un poco en ella. Su cuerpo era un clásico ante el pensamiento de una mujer rubia, sus piernas largas de modelo nacían a ras del short vaquero azul, su blusa blanca se adhería a sus curvos pechos a medida que levantaba sus brazos al aire, realmente era hermosa, lo único que le fallaba era su carácter que salía a relucir en cualquier momento que se la juzgaba o uno se ponía en contra de sus decisiones.

- ¿Quién dijo que teníamos que hablar?

Ante la clara indirecta de Eva me quede observándola mientras intentaba distinguir alguna señal de que estaba bromeando, cerré la puerta totalmente mientras me acercaba a la cama, deseando que no cambiara de idea en el pequeño espacio que nos separaba. Me tumbe sobre ella, colocando mis piernas entre las suyas, mientras que sus brazos me envolvían el cuello y me acercaban con lentitud hacia sus labios.

El Ser ImpíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora