Capitulo XI- Aliado -

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La cabeza me estaba dando vueltas y no podía ver bien entre la oscuridad de la sala, me encontraba atado de las manos y colgando de una viga del techo, semidesnudo, las muñecas me ardían y no sentía las manos, seguí la cuerda hasta ver que estaba exactamente sujeto a un gancho. Respire profundo mientras agarraba la cuerda e intentaba escalarla, pero era en vano, mis brazos estaban cansados para subir, igualmente la sujete con las manos y empecé a balancearme, en cada empuje más me dolían los hombros, pero tenía que seguir hasta conseguir suficiente altura, seguramente tarde unos minutos en lograrlo y mi cuerpo estaba envuelto en sudor, con ya mi último esfuerzo, justo cuando estaba en la parte más alta posible, me agite con fuerza y logre desprenderme de la viga, cayendo completamente de espaldas al suelo. Mis brazos agradecían haber perdido ese peso, mientras que esta vez era mi espalda quien sufría.

"Ufff, no llega a funcionar y no hubiera tenido fuerzas para intentarlo en un buen tiempo" dejé de pensar en eso y me puse a buscar alrededor: Una habitación relativamente pequeña, sin nada, solo un tragaluz y una puerta. Un sótano era la mejor de mis opciones, salí sin esfuerzo alguno, encontrando un pasillo largo lleno de puertas a los lados y al final de este había unas escaleras, realmente quería saber si había alguien más en el resto de las habitaciones, pero tampoco quería jugármela y encontrarme cara a cara con mi secuestrador, no de momento. Pasé el pasillo y subí las escaleras con el mayor cuidado y silencio posible para encontrarme con una puerta de madera al final, la abrí y salí corriendo mientras que los rayos del Sol me cegaban y las ramas y piedras del suelo se me clavaban en las plantas de los pies. El bosque se hacía más claro ante mis ojos, pero no fue de mucha ayuda dado que ignoraba donde me encontraba, sin más remedio, continúe corriendo en la misma dirección.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero llevaba más de una hora trotando, cansado me apoye en un árbol mientras me clavaba unas astillas de él, retire la mano con una muesca de dolor y vi que en el tronco había una flecha hacia la derecha, con un poco de dudas decidí seguir el rastro, cogí una rama larga del suelo y continúe mi camino. El rastro termino con la vista clara de la casa principal.

La imagen de los coches quemados me sorprendió bastante, me acerqué a ellos para ver si no había nadie dentro y una vez calmada mi curiosidad entre en la casa, parecía también vacía había una especie de caja de acero con un agujero en ella con sangre dentro, al ver eso decidí dejarla quieta. Fui a mi habitación y la encontré completamente desordenada, por suerte solo era eso así que cogí una camisa roja que se encontraba más a mano y me puse unos zapatos sintiendo un gran placer por llevarlos puestos, fui a la cocina y bebí agua mientras me limpiaba un poco y buscaba alguna arma, sabía que esas flechas provenían de algún sitio, así que me alisté con lo que pude, que solo fue agua y una muda de ropa y me puse en camino de regreso, tenía que encontrar a alguien más, alguien estaba aquí y se fue.

El camino fue tranquilo hasta que oí un disparo a varios metros de fondo, así que salí corriendo deprisa mientras que mis nervios aumentaban pensando en la posibilidad que mis amigos fueran heridos o algo mucho peor. Me encontré con un viejo almacén, la puerta estaba abierta y con cautela entre, entrecerrando los ojos mientras intentaba ver tras la enorme cantidad de polvo, vislumbre un gran plástico al fondo y fui a ver tras él, las sombras reflejadas en la cortina me ponían nervioso, con dudas la abrí y salí corriendo al ver que Eva tenía la cabeza reventada y Miriam se encontraba desmayada en la silla.

- ¡Miriam! ¿Estás bien? ¡Contéstame! - la agite con fuerza esperando tener algún estimulo de respuesta por su parte.

- ¿Qué?

- ¡Por Dios Miriam¡ ¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué le paso a Eva?

Su mirada aún estaba perdida esperando encontrar alguna silueta reconocible o tal vez, quería aclara su mente por completo antes de decir una palabra.

- ¿Mario? ¿Cómo es que estas aquí?

-Me tenían atrapado en un subterráneo, escape y bueno, te encontré aquí. Ahora dime ¿Que rayos paso?

Me conto todo desde que despertó en la casa, al parecer despertamos al mismo momento en lugares diferentes, eso significaba que el resto también estarían en una situación similar, habló sobre la caja de acero y el juego que le estaba haciendo la voz de la grabadora, ella las llevaba en la mochila consigo, por suerte no se la llevo cuando el psicópata salió corriendo, por ultimo me comento como Eva murió jugando al juego.

- ¿Cómo sabia donde estaban las balas?

-Solo había cinco espacios y las balas eran grandes, las puse una al lado de la otra para que hicieran peso, al girar el tambor, las dos balas siempre estarían debajo así que los dos primeros disparos tenían muchas posibilidades de estar vacías.

-Bien jugado.

-Sí, aunque era algo peligroso, la primera bala era 100% segura, pero la segunda ya era de solo el 50%, encima tampoco espere el egoísmo de Eva...

Intentaba no mirar el cuerpo de Eva mientras liberaba a Miriam de sus cuerdas.

-Debemos dejar su cuerpo aquí, no hay que tocarla, cuando todo acabe no quiero sospechas sobre mí. Creo que debemos volver a la casa, con suerte me habrá dejado alguna grabadora allí para continuar.

-¿Por qué solo a ti?

-Creo que el asesino puede ser Emily, David o Joshua

- ¿Qué? ¿Por qué? Y ¿Por qué no yo? Solo por saber.

-Esa camisa que llevas la saque yo de tus maletas, cuando estaba en la casa rebusque en todas las habitaciones esperando encontrar alguna pista, simplemente recuerdo esa camisa roja, dudo que fueses el asesino y que entraste a la casa a por una camisa en el suelo.

-Vaya...

El Ser ImpíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora