No quiero arruinar nuestra amistad.

450 35 10
                                    


  Adoraba ese rostro. 

Sólo era cuestión de observarlo para quedar prendado irremediablemente de ella. 

Esos preciosos ojos verdes, llenos de curiosidad ante todo lo que se movía y lo que no. Ese instinto de seguir la aventura, acompañado de una hermosa sonrisa que te invitaba a seguirla a donde quiera que ella fuera, sin importar que obstáculo se interpusiera.  

  — ¿Por qué no le dices? —Me preguntó Hipo. 

 —Es complicado —respondí simplemente. 

 Y es que no era nada fácil, aunque pareciera. 

¿Cómo le dices a una persona muy especial que ha alegrado tus días desde que llegó a tu existencia?

¿Cómo le explicas que de repente su presencia te altera de una agradable manera? 

¿Cómo darle a entender que adoras verla dormir, sonreír, bailar o reír, que eres feliz al verla respirar?

Rapunzel rio al escuchar las anécdotas de Merida y su padre.Volví a mirarla. Era perfectamente imperfecta. 

 Suspiré. Que más quisiera que expresarle cuanto agradezco que haya aparecido en mi vida, y que gracias a ella un sentimiento que nunca antes había tenido comenzara a crecer en mi. Me había enamorado. 

 — ¿A qué te refieres? —Volvió a preguntar mi amigo vikingo. 

 Y yo simplemente sonreí con melancolía.Punzie era una princesa y yo... Sólo un chico invisible. No quería perderla diciéndole algo que, por más que quisiera expresar, terminaría echando a perder lo que llevaba con ella. Ese vínculo tan único que había formado con mi pequeña soñadora parlanchina.

 —No quiero arruinar nuestra amistad —admití comenzando a caminar hacia otro lado. No quería otro discurso o sermón por parte de Hipo.  

Sueña y cree [Jackunzel Week]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora