Amor de amigos de la infancia.

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Nota: Este momento está basado en un universo alterno, dónde Punzie no fue secuestrada por Gothel. Ubicado en la infancia de Rapunzel y Jack.

*~*~*~*~*~*~*

La pequeña y hermosa rubia se paseaba por los alrededores del castillo, su par de bellos ojos esmeraldas se dirigieron al cielo donde poco a poco caían diminutos copos de nieve anunciando la llegada del invierno.

Me quedé inmóvil detrás del árbol, embobado con aquella belleza. Parecía que un ángel de la navidad había bajado un poco antes. De esos que mi madre solía describirme en sus cuentos, pero más pequeño.

Recordé que tenía que llegar a casa para dejar mis patines y comencé a caminar hacia atrás.

Pisé una rama haciéndola crujir.

  —  ¿Quién anda ahí? — la voz de la niña se oía algo nerviosa, supuse que la había asustado.

Tímidamente asomé mi cabeza detrás de árbol como si hubiese sido pillado en un intento de robo. 

  — Oh, sólo eres un niño — me regaló una sonrisa amigable y se acercó directamente hacia mí, dejándome sorprendido completamente—. Hola, soy Rapunzel.

La rubia extendió su mano hacia mí. Tardé en reaccionar.

  —  ¿Acaso no puedes hablar? —preguntó ella preocupada.

  — No, no, no... —me apresuré a responder— Me llamo Jackson —hice una especie de reverencia. O eso intenté.

 Ella agradeció el gesto.

 —Jackson, ¿quieres ser mi amigo? —preguntó tímidamente y yo accedí con una sonrisa.

Rapunzel resultó ser una niña bastante creativa, ella era compasiva y bastante parlanchina.

Cada tarde salía de casa a verla, jugábamos juntos, me encargaba de divertirla y alegrarle sus días, sobretodo cuando estaba triste. A veces la vida de la realeza no le gustaba en lo absoluto.

Ya habían pasado un par de años desde que nos conocíamos. Ambos estábamos acostados en la nieve, riendo de una tontería que yo había hecho.

  — ¿Sabes? —la princesita comenzó a hablar con dulzura en su voz—. Mis padres dicen que algún día, cuando sea mayor, conoceré a un príncipe... y estaremos juntos.

Fruncí el ceño molesto. ¿Por qué un príncipe tendría que conocerla? Suspiré con tristeza.

  — Pero yo no quiero un príncipe — dijo con un tono de travesura y sonreí para mi mismo. Ella se levantó y me miró con una sonrisa de suficiencia— . Jack, prométeme algo.

Ella llevaba tiempo diciéndome de esa forma,  me gustaba que se refiriera a mí de esa manera. Me levanté.

  — ¿Sí?

— Cuando seamos grandes vendrás por mi y viajaremos por el mundo, ¿eh? Y después tú y yo viviremos juntos.

Mi corazón se aceleró, y comencé a sentir algo inexplicable pero maravilloso.

  — De acuerdo — acepté gustoso.

— ¿Prometido? —ella extendió su meñique hacia mí.

  — Prometido — extendí el mío, entrelazándolo con el de ella. 

  — Y para sellar la promesa...   —agregó— . Cierra los ojos, por favor.

Confundido la obedecí y de repente sentí en mis labios el sabor más dulce que cualquier frutilla que hubiese probado antes.

Sueña y cree [Jackunzel Week]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora