Por la noche, cuando me desvelo, suelo pensar en tu pelo. Si su color ceniza es fruto de mi corazón, que se ha quemado con tu mirada.
Es entonces cuando caen mis párpados y lo surrealista se apodera de mi mente torturada por tu sombra. Los cielos se extienden y se abren ante la luz de un nuevo día, los mares se tranquilizan y el viento deja de acariciar mi cuerpo. En este oasis, en este refugio improvisado por mi alma durante las horas de sueño, soy inalcanzable. Tus flechas no me atraviesan, tu mirada no me deja sin aliento, tus labios no me desgarran la existencia.
Veo entonces tu cara de aburrida impasibilidad y esto quiebra mi cúpula de protección. Me ames o me odies, por favor, que nunca te sea indiferente. No podría soportarlo. No puedo concebir que en mi mente habites eternamente y que yo no cruce la tuya por tan sólo un momento.
¡Oh, vete! ¡Desaparece! Aquí solo caen la lágrimas que invocas con tu despiadada pero indiferente inconsciencia.
Te amo y te odio, siempre es igual. Sólo espero que yo, quizás algún día, provoque en ti alguno de esos dos sentimientos.

ESTÁS LEYENDO
Infatuación
Short StoryDiario de un amor no correspondido. De un corazón torturado. Dedicado a todos los amantes silenciosos que habitan el mundo. Mi sufrimiento también es el vuestro, y el vuestro el mío. Queda prohibido cualquier tipo de copia.