4

4.1K 662 36
                                    

Es gracioso que nadie pueda entender esta situación, es de noche, pero aún así, los gritos de Janis son demasiado audibles, miró la ventana, sin intenciones de levantarme o dormir, el insomnio es algo común viviendo con esta familia, más de alguno no ha podido conciliar el sueño.

Mikaela —Mis ojos giran rápidamente para observar a la persona que ha entrado a mi habitación, la veo con una sonrisa rota, no mencionó nada, sólo me limito a esperarla hasta que llega a sentarse a los pies de mi cama— Ha sido un día de locos, ¿eh? Vi como Ian y tú peleaban. Tranquilo, respete tu opinión para dejarte sufrir un poco.

Mi ceño es fruncido levemente, ha presenciado la pelea, pero como sabe mi gusto por sentir dolor como medida para no volverme loco, ha dejado que Ian hiciera lo que quisiese.

No te preocupes, aún planeo hacerte sentir vivo —Su sonrisa se amplía, camina de forma amenazadora hacia mi dirección posicionándose sobre mi cuerpo, estira sus pálidos y delicados brazos para que con ambas manos comience a ahorcarme, de primera es sólo un apretón, pero al cabo de unos segundos su agarre se hace más y más fuerte.

Intento tocar su hombro para indicarle que pare, que ya ha sido suficiente, pero no me deja, aprisionando mis brazos a los costados de mi cuerpo.

No me digas que ya no te gusta el juego, zombie.

Sonrió amargamente recordando el porqué me ha puesto ese apodo, me hace pensar en que soy en verdad un zombie, muerto en vida.

Segundos después que me suelta puedo apreciar como aparta un par de mechones de mi frente haciéndome mirar su cabello, esos múltiples colores que la representan a la perfección de como es.

Sin duda alguna, Janis es una explosión.

Mikaela ©  | Libro #5 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora