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Los tiempos difíciles van comenzando, a pesar de que nuestros padres jamás pelean, sus hijos son lo contrario, nos peleamos entre todos, nos enojamos, nos encerramos en nuestro mundo y nos dañamos.

Caminé hacia el baño, me desvestí de manera pesada, el espejo frente de mí me muestra las marcas de dedos en mi cuello, anoche Janis se le pasó un poco la mano con su fuerza, mi ojo también está morado y mi labio tiene sangre seca en el costado, río levemente hasta que una pequeña larva cae de mi ojo herido, estoy siendo comido desde dentro. Me lanzo al suelo gritando como un bebé sin refugio, abrazo mis piernas, pero la sensación de que las larvas siguen allí adentro me molesta.

Una vez que dejó de sentirme así me dirijo a la tina, dejo que el agua tibia recorra mi cuerpo, sin duda, el único momento donde estoy tranquilo conmigo mismo es en el agua.

Mikaela ©  | Libro #5 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora