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Ser escritor es fácil, hasta que deciden convertir tu best-seller en una película y que participes en la elaboración de esta. En realidad el problema radica en tener que trabajar con jóvenes incompetentes que apenas comienzan con sus carreras y pretenden ser increíbles actores, sin mencionar a los directores que creen poder convertir un libro en una película siendo que el producto final no tiene nada que ver con la obra original sin embargo, mi "amigo" (si lo puedo considerar como tal) Francis me ha persuadido de cierta manera para que lo haga. Tonto, sus argumentos fueron inválidos pero no tengo muchas opciones.

Esta mañana Francis me entregó las solicitudes de cada actor junto con su experiencia y las notas del director acerca de cada uno, al parecer tengo el poder de decidir el destino que cada uno de los candidatos. Excepto un tal Alfred F. Jones que por órdenes del director no puedo despedir ya que es el personaje principal.

-Arthur, espero hayas terminado de leer las solicitudes- me dice Francis desconcertándome -Francis, me temo que tengo que conocerlos en persona antes de emitir mi veredicto si no es mucha molestia- es mi contestación en un intento fallido de contener mi sarcasmo  -Por supuesto, lo supuse por lo que está lista la sala de usos múltiples con algunas personas del elenco, así que intenta guardar la calma y no terminar haciendo una tontería, Kirkland.- Después de eso ya me encontraba en frente de un gran grupo de personas a las cuales tenía que conocer y de cierta manera entrevistar. Mátenme, son muchos.

Nervioso intento ordenar mis ideas, para mi suerte Francis se encuentra a mi lado, por lo que me siento un poco mejor. -Comencemos contigo Alfred F. Jones- digo levantando un poco la voz para que fuera audible para el susodicho, para mi sorpresa da unos pasos al frente un chico alto de unos 1.77 metros de altura o algo parecido, cabello rubio y un poco enmarañado del cual sobresalía un mechón que parecía desafiar las leyes de la gravedad, unos ojos azules cual zafiros me esperaban detrás de unos lentes de montura cuadrada a juego con una gran sonrisa -Sí, señor- me sobresalté un poco después de esas palabras, de inmediato descubrí un leve rubor en mis mejillas. Eso fue lo último en lo que me pude concentrar durante la toda la sesión, no puedo creer que un chico juegue con mi mente de esa manera -Arthur... estás bien, ¿cierto?- Francis me susurra secándome de mis pensamientos -Ya nos podemos retirar, pero si te sientes mal podemos ir a un médico- agrega inclinándose a mí con preocupación en su rostro -No, no me gustaría ser una molestia, sólo tengo un poco de jaqueca, nada que un buen té no resuelva- le dije mostrando una sonrisa falsa.

Cuando vuelvo a levantar la vista del escritorio Francis está a mi lado con una taza de mi té preferido, al parecer él es la única persona que se preocupa por mí sin embargo, no puedo hacerme ilusiones ni con él, ni con ese tal Alfred, cada vez que hay una ilusión o cariño hay una desilusión o un dolor que simplemente no estoy dispuesto a sufrir de nuevo.

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Nota del autor:
Hola, lamento la longitud y redacción pero es mi primer fanfic, en general la primera vez que escribo por lo que no es de gran calidad, espero que les agrade.

Why Love Can't Hurt (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora