VII

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Luego de casi estampar mi puño contra la fría madera, volví a recordar la última vez que me sentí tan perdido en mí mismo y la carente eficiencia que esto provoca, por lo que tan pronto como terminé mi desayuno (cabe decir que para ser preparado por un francés no está tan mal) hice unas llamadas para explicarle a la editorial mi nuevo material a publicar y las posibles traducciones que podría llevar a cabo. Si me lleno de trabajo, Alfred pasará a segundo plano.

Sin más que alegar comencé a aporrear el teclado con tal violencia, que me pareció que esta sería la única manera de limpiar mi consciencia.

 -Lamento interrumpirte, pero me gustaría saber si existen cambios en la agenda que habíamos estructurado- Menciona Francis abriendo un poco la puerta para poder introducir su cabeza en caso de que yo decida finalmente golpearlo -Lo que pasa es que estás retrasado para una junta con el departamento de ventas, pero si estás tan ocupado puedo posponer la actividad- Argumenta al tiempo que logro separar mi vista del apenas terminado párrafo para poder mirarlo directamente y explicarle con la mirada que lo que hago es mucho más importante que las ganancias a discutir con la empresa para continuar lo más rápido posible -Claro, sólo escribe brevemente los planes que ya tienes armados para volver a planear la agenda- Me explicó al ofrecerme un pedazo de papel de su libreta de notas y su fiel pluma azul. Rápidamente garabateo mis planes y hago una pequeña pausa al final para poder pronunciar una frase elocuente que no delate mis intenciones -Independientemente de lo que acabo de escribir, ¿qué hay acerca de la reunión para la versión fílmica de mi libro?- Francis me ve sorprendido, lo que activa mis reflejos para cruzar mis brazos sobre el pecho, desviar la mirada y fruncir el ceño -No tenemos que regresar hasta dentro de dos días, claro que podemos seguir posponiendo y por más lindo que te veas haciendo eso, te vas a arrugar si continuas pretendiendo enojarte. Todos sabemos que no le va a hacer nada bien a tu delicado rostro- Dios, a este pervertido no le meto unos sillazos porque las sillas valen más -Tú qué has de saber de mi comportamiento y lo que siento, sólo deberías hacer tu trabajo de secretario, cara de rana- Le advierto empuñando su propia pluma de manera amenazante cual puñal, mi recurso sobreexplotado ya no causa efecto en él  y sólo se inclina a mí para recoger sus cosas -Recuérdeme añadir "buscar pareja" a la lista de pendientes, señor orgulloso- Susurró para después darle unas palmaditas a mis mejillas, dejándolas más rosadas de lo normal. Al apartarse me lanzó una última mirada llena de lo que me pareció una extraña mezcla entre deseo y lástima. Qué demonios, tal vez debería conseguir un asistente más cuerdo.

Anoto. Tecleo. Suspiro, pero nada parece quitarme de la mente su expresión despreocupada así que salgo de mi oficina para visitar a Francis, al acercarme me mira con sorpresa y alegría -Vaya, vaya ¿Qué te trae por aquí, señor orgullo?- Sonríe al pronunciar cada palabra, ahora lo lamento tanto -Tal vez sí necesite, ya sabes... ¡Claro que eso no significa que puedas hablarme de esa manera, idiota! ¡Ante todo soy tu jefe y no debes hablarme así!- No puedo evitar apartar la vista cuando él parece comprender mi solicitud y se levanta de su asiento para pasar uno de sus largos brazos por encima de mis hombros -No tienes una idea de lo mucho que he ansiado este momento, respetable señor Kirkland- Con su mano libre toma mi barbilla y la levanta para que nuestras miradas se encuentren -Ahora, recoge tus cosas que tenemos mucho por hacer y más te vale que dejes de asfixiarte en trabajo de nuevo, necesito todo el tiempo que me puedas dar.

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Volví amigos :D 

*muere icnorada* *revive porque tiene que recompensar la inactividad* *agradece desde el fondo de los trozos que aún quedan de su corazón por el apoyo a este fic, porque para ser su primera historia no sabe tanto a porquería*

Why Love Can't Hurt (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora