Su Unión y Ley [L x Lector]

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"Ryuga..." Camino hacia el. El pasillo del hospital está apenas alumbrado, no hay enfermeras en los pasillos, no hay ventanas y la luz blanca le da un aire frío e intranquilo.

"_____, hola..."

"¿Como está el padre de Light?"

"Ya está tranquilo, solo necesita recuperarse." Me mira sin expresión, rozando sus labios con el pulgar. "¿Qué haces aquí?"

"Vine a asegurarme de que estuviera bien, eso es todo." Me crucé de brazos, recargándome en la pared. "Light está ahí, ¿cierto?"

"Procuré salir antes que el, ¿no quieres verlo?"

"Paso. ¿Ayer como te fue? Hablo de cuando hablaste con él..."

"Me odias, ¿correcto? Le dijiste a Light que yo fui quien te obligo a dejarlo."

"Te odio, si. Pero no puedo hacerlo mientras estamos en la investigación. Disfruto hacerlo, y si te voy odiando a dondequiera que voy... Nunca podría investigar..." Doy una media sonrisa, que en realidad no tiene significado.

"Ya veo," dirige su mirada hacia el suelo, mordisqueando en su dedo, y pasa junto a mí, antes sacudiendo mi cabello con su gran mano. "Por cierto," se detiene ya a unos metros detrás de mí. Ambos miramos de frente a lados opuestos, sin que nuestras miradas se toquen. "Light ya sabe que en verdad soy L, y que la policía es parte de la investigación..." Pausa. "No dije nada de ti... Porque tú, si me agradas."

Me mantuve firme y comencé a caminar, cada vez alejándome de él. Esperé fuera de la habitación del padre de Light en silencio.

Quería que las palabras de L tuvieran un significado para mí.

Pero no lo tenían...

"¿Hatanaka?" Esa voz.

"Light, hola." Levanté la mirada.

"¿Qué haces dormida aquí?"

"¿Dormida?..."

"¿Por qué estás llorando? ¿Te encuentras bien?..."

¿Llorando?

No me tomó mucho sentirlo, mis dedos rozaron las cálidas lágrimas.

¿Pero porqué?

"Yo estoy bien. Quizá solo de esos síntomas de cuando te despiertas y tienes lágrimas."

"Hiromi..."

"De verdad estoy bien." Sonrío, levantándome de la banca. "Me alegra que tú papá este mejor, tengo que irme, adiós."

Creí que iba caminando a la salida, pero en realidad llegué corriendo.

Escapando.

¿De qué?

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