Todo va mal. Y cuando digo todo, realmente me refiero a todo. Mis notas cada vez van a peor, mi madre siempre se enfada conmigo,mi hermana es la favorita de la casa y yo no encuentro el amor, aunque eso tampoco me importa demasiado. Vale, quizás no todo vaya tan mal como lo he pintado y quizás lo he exagerado un poco,pero aún así, para mí, todo va mal.
Hace ya unos días fui a una fiesta que hacía un chico de mi clase a su casa. Allí me emborraché aquello que se dice bastante, mi madre se enteró y desde ese día que me trata de otra forma. Es decir, antes ya me trataba como si tuviera cinco años,pero ahora me trata como a una de tres y encima se enfada conmigo por cualquier cosa, y todo por aquella fiesta. ¡Solo fue una noche! Además, nunca antes había pedido a mi madre para ir a alguna fiesta y, la verdad, me lo pasé genial. Todo el mundo saltaba y bailaba al ritmo dela música como si no hubiera mañana, otros bebían hasta ponerse ciegos y, otros, se besaban en una esquina de la casa.
Al ver aquello me entraron arcadas. No es que no me guste, simplemente no me gusta ver el amor en otras personas. Qué asco. Quizás sea por que yo nunca lo he encontrado, quién sabe.
El caso es que al ver a tanta gente besuqueándose, me dieron ganas de beber, y a beber, y a reír, y a llorar, y a beber, y a cantar, y a beber otra vez. Hasta que vomité y vomité y a una persona muy inteligente, que se note la ironía, se le ocurrió llamar a mi madre para que me viniese a buscar. Aún no sé quién fue, pero me las va apagar, que quede claro.
El caso es que desde ese día mi madre hace una montaña de un grano de arena de todo lo que hago. Absolutamente todo. Literalmente. Ya no me deja ni salir con mis amigas por las tardes. Una vez salgo del colegio tengo que ir directamente a casa, y si llego más de diez minutos tarde me castiga con lo primero que se le ocurra, y no valen las excusas. Así que si algún día me atropellan y llego tardea casa me aguanto. Así lo dijo mi madre. Qué maja.
Y por supuesto no me deja ir más de fiesta hasta que cumpla los dieciocho como mínimo. Suerte que solo me faltan unos meses. Que ya tengo diecisiete, joder, que el año que viene ya voy a la universidad. Creo que ya tengo edad para hacer ciertas cosas, ¿no?. Además, solo le pedí para ir de fiesta aquella noche. Solo aquella noche. Si le pidiera ir de fiesta cada fin de semana lo entendería, pero no es así y ella lo sabe. Pero le da igual así que no arreglamos nada. Quizás cuando las cosas se calmen y mi madre se relaje ya le volveré a pedir para salir.
Las notas me van mal porque me van mal. No hay más. No estudio lo suficiente y eso tiene sus consecuencias. Pero eso ahora no es demasiado importante, aunque si lo es, porque necesito sacar buenas notas para aprobar, por ejemplo. No es que lo suspenda todo, pero no saco las notas que sacaba en años anteriores y eso en parte me está empezando a preocupar.
Mi hermana está en la edad del pavo, y cada día lo aguanto menos. Solo tiene trece años y no la soporto. Va de un plan de prepotente que dan ganas de meterle una buena hostia en toda la cara. Pero no lo hago. Es mi hermana y en el fondo la quiero. Muy, muy en el fondo. Aunque muchas veces, para no decir todas, se lo merece. Y mi madre siempre me regaña a mi y me da las culpas de todo porque claro, yo soy "la hermana mayor que tiene que hacerlo todo perfecto para que su hermana pequeña siga sus pasos" y Anne es "la pequeña de la casa" y "debemos respetar que está en su edad." Y un cuerno. Todo es mentira.
De mi padre mejor no hablamos. Es un completo vegetal. Todo el día está tirado en el sofá mirando la televisión. Aún no sé como podemos permitirnos ciertas cosas. Bueno, mi madre es cirujana y la casa que tenemos no está nada mal, no me puedo quejar. Quizás es eso. Bueno, resumiendo, mi padre es como si no viviera aquí, aunque cuando se enfada nadie le hace callar
— ¿Preparada para mañana? — me sonríe cómplice Sky.
— ¿Qué pasa mañana? — pregunto sin saber de qué me está hablando.