Capitulo 3:Todavía por resolver

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Estaba sola, completamente sola. Un siniestro silencio lo envolvía todo. Y, delante de la chica del cabello de colores, un único árbol. Miró a su alrededor. Nada, tan solo oscuridad. Volvió a mirar al árbol.

Era un roble, pero no uno normal, este parecía que alguien lo hubiera tallado. En la mitad del árbol, había formas abstractas sin ningún sentido, entrelazadas entre sí, incoherentes. En la otra mitad, tuercas y engranajes que encajaban perfectamente, como si no sobrara ni faltara ninguna pieza.

Buscaba el significado de todo aquello, pero a medida que pasaba el tiempo, la respuesta se iba alejando más, y más...

La escena cambió, ahora se encontraba en la ciudad.

Parecía un día tranquilo, normal. Los coches circulando por la carretera, los niños gritando en el parque, las risas procedentes del bar... Hasta que una oscura y profunda sombra apareció entre los edificios y empezó a tragárselo todo.

A su paso, la ciudad dejaba de existir. La gente no parecía percatarse, y, a medida que avanzaba la sombra, todo desaparecía.

Quería gritar y avisar a las personas que estaban en inminente peligro, pero de su garganta no salió ni un mero susurro. Al querer correr, sus pies se hundieron en la acera, inmovilizándola, pero ya era demasiado tarde, los niños del parque habían desaparecido, y, dentro de poco ella también lo haría. Todo esfuerzo por liberarse los pies era inútil, la tierra la había engullido hasta la cintura. La sombra se iba acercando y la iba a alcanzar...

Cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, solo había vacío. Bueno, no era exactamente un vacío, sino una luz tan potente y luminosa que la cegaba."Como cuando abrí el libro" Pensó. Entonces lo recordó todo"¡El libro!"

Se despertó sobresaltada. Miró el reloj. Las seis de la mañana, genial, se había quedado dormida encima de su escritorio. Enfrente suya continuaba el libro, cerrado. Le pareció extraño porque, según recordaba, lo había abierto ayer por la noche.

Se tumbó sobre su cama estirando los músculos contracturados. Dudó si empezar el libro, ya que, la ultima vez que lo había intentado, se había sumergido en una asfixiante pesadilla. Pero, dando por hecho que había sido mera casualidad, comenzó a leer.

Lo primero que descubrió era que el libro estaba escrito en latín y en unas runas, que, aparentemente, no existían. Continuó pasando páginas. Había dibujos de animales, grandes pájaros con plumas rojas y doradas, lagartos con escamas de diamantes o pequeñas criaturas con ropajes de plantas y no más grandes que un diente.

Astrid sentía haberse sumergido en un mundo completamente nuevo.

Las runas plateadas, delicadas y poderosas, parecían describir cosas que con palabras normales no habría sido capaz de imaginar, y, aunque no las entendía, podía intuir el significado.

Puede que todo fueran imaginaciones suyas, puede que aquel fuera un libro normal escrito en otro idioma. No era difícil de creer que Astrid pensara que aquel libro era mágico. Es más, los profesores le recordaban continuamente que mantuviera los pies en la tierra, porque, la mayor parte del tiempo, su cabeza estaba en las nubes.

Al final del libro encontró unas frase que decía así: Post verbun veritatis.

Astrid estaba segura de que estaba en latín, igual que el título. Acarició las palabras con la punta de los dedos. Y decidió decirlas en voz alta.

En ese momento sintió como si un hilo le tirase de las tripas y como una extraña sensación le recorria la columna vertebral, a medida que su energía vital se iba agotando.

Astrid sacudió la cabeza confusa. No sabia lo que había pasado, y era poco probable que lo hubiese imaginado todo.

Volvió a mirarlo, y esta vez, las letras daban vueltas en su mente sin control. Astrid se asustó, creyendo haber enloquecido, pero cuando intentó calmar las letras de su mente, estas le hicieron caso. Se fueron ordenando rápidamente, formando palabras que si que conocía. Y se dio cuenta de que el latín , ya no era ningún secreto para ella.

Había algo en el libro, algo que intrigaba a la chica del cabello de colores, y que despertó su curiosidad desde que lo encontró en la biblioteca. Pero nunca pensó que pudiera volverle loca, haciéndole pensar que de verdad tenía un poder oculto.

Astrid no sabía exactamente que poseía entre sus manos,cosa que la asustaba, y quiso ponerle remedio, por lo que comenzó desde la primera página:

Un mundo comprendido entre dos realidades, lo lógico y lo fantástico, es irremediablemente condenado a la eterna inestabilidad. Nada lógico podría ser creado sin la creatividad de lo fantástico, al igual, que sin las personas que pertenecen al mundo de lo lógico, el mundo de lo fantástico nunca habría existido. Lo lógico: una idea innovadora, una locura, un descubrimiento... Todo proveniente de la fantasía de una mente. La fantasía: tan solo un pensamiento sin sentido, creado de la nada, en un mundo sin fronteras para la imaginación.

Ambas realidades se necesitan mutuamente. Y, nosotros, los guardianes de los secretos de lo oculto, tenemos como deber perpetuar este equilibrio y acabar con los peligros que amenazan con romperlo.

En este libro recojo desde los conocimientos más básicos a los más avanzados sobre los dos mundos, y como, mediante el conocimiento, cambiarlos a nuestro antojo.

Este libro es exclusivo para los guardianes de lo oculto, ya que en malas manos podría ocasionar irreparables desastres. Con la esperanza de que resulte útil para el futuro, yo, Amans in Occultum, lo dejo en legado de los Custodes Mysteria.

<Firmado, Amans in Occultum>

Astrid parpadeó varias veces. Definitivamente, aquel libro era muy , pero que muy raro. ¿Quienes son los guardianes? Estaría bastante bien que alguien se lo explicara. Y, ¿era ella la que no se había dado cuenta de que el libro estaba escrito realmente en su idioma? Cualquier otra propuesta no tendría sentido.

Con todas estas dudas flotando aún en su mente, se prometió a si misma resolverlas lo antes posible.

Custode MysteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora