Vuelvo a despertar con una extraña sensación de comodidad y al estirarme puedo reconocer que me encuentro en una cama.
- ¿Qué rayos? - Pienso en voz alta - ¿Cómo llegué aquí?
A tientas intento levantarme pero noto algo duro y frío tomándome la pierna. Una cadena. Casi al instante noto un rayo de luz que me ilumina la cara y por lo que veo es una puerta abriéndose. ¡Aleluya! Un tipo gordo y fortachón se hace ver en la habitación.
- Al fin despiertas linda - Su voz ronca y fría me provoca un escalofrío de la nuca a los pies - Hora de comer ¡Arriba!
Al acercarse puedo observar que saca una pequeña llave de su bolsillo, me liberaría de las cadenas.En mi esfuerzo por levantarme, termino en el piso. Supongo que el hecho de no caminar en mucho tiempo causa sus consecuencias. Lo que me hizo pensar en algo, no sabía cuánto tiempo llevaba aquí, tal vez horas, días, semanas o como mucho meses. Por lo que me atrevo a preguntar:
- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? - Mi voz sonó mucho más temblorosa de lo que quisiera. Aún así él respondió como si no pasara nada.
- Una semana corazón, ahora apúrate que te estamos esperando para cenar.
Al salir de la habitación pude observar un pasillo con varias puertas de metal y las luces en cortocircuito. Todas las puertas se encontraban abiertas, lo que me hizo pensar que tal vez y solo tal vez cuando dijo "estamos" se refería a la gente que se encontraba en esas habitaciones.
Sin darme cuenta nos encontramos frente a otra puerta de metal. Al abrirla me llevé la sorpresa de mi ida al ver a mis amigos. Estaban todos serios, sin ninguna pizca de felicidad, encadenados a sus sillas y sentados frente a una mesa larga y deteriorada. Pude observar a otros chicos con las mismas expresiones y en diferentes sillas. Lamentablemente no pude reconocer a ninguno, pero pude ver varios tonos de piel y cabello.
Mi inspección fue interrumpida por un leve empujón en la espalda que me incitaba a sentarme en la punta de la cabeza. Caímos en un profundo silencio que me temo decir que hasta a mi me asustó. Sin embargo el miedo no me dejó actuar.La comida era fea y gomosa, mientras que el agua se encontraba con tonalidades negras a simple vista. Luego de comer se levantaron todos en sincronía y agradecieron por la "deliciosa comida". Estaba tan aterrada y confundida que lo único que pude hacer fue levantarme y agradecer. Todos se fueron a sus respectivas habitaciones y yo me vi obligada a ceder ante el miedo, otra vez, y caminar a la mía.
