Prefacio.

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—Yo lo sabía —dijo Nina luego de dar otro trago a la botella de vodka, arrastrando las palabras—. Lo sabía.

—Era muy bueno para ser cierto, ¿verdad? —Julia se quitaba las horquillas del cabello y las tiraba en el piso, perdiéndose estas en la alfombra negra de su pequeña sala.

—Dios mío, ya no podré siquiera ver a nadie a la cara —Nina dejo la botella en sus piernas y cubrió su rostro con sus manos y sacudió la cabeza—. Todos me preguntarán por él y querré golpearlos a todos.

—¿Sabes? —Julia se estiró y tomó de las piernas de Nina la botella de licor— Él me habló de ti, pero dijo que eras una arpía desalmada.

—¡Ese hijo de-! —El rostro de la chica se puso colorado, apretaba los puños y clavaba sus uñas en la palma de sus manos—... ¡Hiena!

—Wow —Julia sonrió—, calma con los insultos. ¿Qué te han hecho alguna vez las pobres hienas?

—Estoy tan enojada. Podría matarlo si lo tuviera en frente.

—¿Por qué no lo hacemos?

—¿El qué?

—Matarlo. ¿Por qué no?

—Porque es un ser humano —Nina sabía que debía decir otra cosa, sabía que estaba mal. Pero estaba herida y enojada. Y traicionada. Y aunque lo negara, la idea ya había empezado a germinar en su cabeza.

—Se lo merece —Julia se limitó a encogerse de hombros y dar otro sorbo de vodka, sintiendo con una extraña satisfacción el ardor que el líquido dejaba al bajar por su garganta—. Aún no puedo creer las cosas tan horribles que me dijo de ti...

—¿Qué tan horribles?

—Nefastas.

—Vamos a hacerlo —la decisión en la voz de Nina era definitiva.

Cómo Asesinar A Tu Novio #HistoriasDeMuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora