➳ Capitulo 27 - Señuelo.

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Me doy cuenta de que ardo lentamente, pero me quemo amor.
Siento el dolor y se siente bien, sé que sí.
Te necesito. Te necesito.
Amor, quiero respirarte como oxígeno.
Bebé, soy una casa en llamas...
Y quiero seguir quemándome.


Le gustaba la forma en la que ella sonreía, con esos ojos marrones que la miraban con ese brillo. Tan reconfortante, imponente, seguro. La hacía sentir a salvo. Estaban siendo iluminadas bajo la luz de la luna llena, parecía como sí ésta las observara, y aceptara su amor. A su alrededor brillaban luciérnagas, seguramente obra de Ally en ayuda a Camila en su sorpresa.

No tenía idea de cuánto tiempo llevaban hablando, y tampoco es que le interesara. Recostadas en una manta con el sonido de el agua cayendo, y algunos insectos del bosque.

-No puedo creer que enserio tu pasatiempo era ser perseguida por osos -rió Camila, echando la cabeza hacía atrás en un ataque de risa-. Estás loca, Lauren Jauregui. Y tus amigos también.

Lauren sonrió con nostalgia, haciendo una ligera mueca con la mirada perdida. ¿Qué pasará con June y James? Seguro siguen su vida en la comunidad, sin tener la menor idea por la cuál su amiga estaba tardando demasiado en regresar a casa. De hecho, todo era extraño. Ni siquiera habían enviado a alguien a buscarlas por tanta tardanza. Claro, Dark Moon ahora estaba mejor vigilado que antes, pero no había señal alguna de los cazadores en busca de la Joya. O en busca de ella.

Sintió un apretón en su mano izquierda, y pestañeó con rapidez para regresar a sí misma. La imagen de Camila preocupada se aclaró frente a sus ojos.

-¿Ocurre algo? -preguntó con timidez, frunciendo levemente el ceño.

Lauren presionó sus labios, intentando no dejar escapar comentario alguno acerca de que vivía en una Comunidad de cazadores, pues no tenía idea de como Camila reaccionaría a eso. Tampoco era un asunto de tomárselo a la ligera, los Cazadores habían sido responsables de muchas muertes entre Licántropos.

-Cuentáme mejor sobre tu infancia -canturreó en un tono diferente, esperaba que Camila no notará el drástico cambio de tema, y para su suerte: no lo hizó.

-¿Qué quieres que te diga? -cuestionó juguetona, apoyando la cabeza en su mano izquierda.

Su cabello caía ligeramente sobre el de su Luna, y Lauren se encargó de retirar algunos mechones castaños que le obstruían la vista del hermoso rostro frente a ella. Camila se inclinó con avidéz hacía su cuello, sus labios hicierón contacto con la marca en su piel, cortándole la respiración a Lauren por un momento: jamá se sentiría completamente lista para la sensaciones que esa acción causaba en ella. Respiró hondo, sintiendo las mariposas que se volvían locas en su estómago, cómo sus músculos se relajaban, y las preocupaciones desaparecían. Era un placer completamente diferente. Inclusó tuvó la necesidad de morderse la lengua para reprimir un débil gemido.

-Camz -casi reprochó sin aliento, sus ojos se cerraron con urgencia.

-Bien.

Lauren casi gruñó cuando la sintió apartarse de su cuello, le necesidad en su cuerpo ya comenzaba a quemarle las entrañas. Y ese juego de Camila de tentarla estaba acabando con ella.

-¿Qué puedo decir? Como Alpha, no me dejaban relacionarme con muchos niños de mi edad cuándo era pequeña -empezó a contar, los ojos esmeraldas mirándola atentos-. Siempre estaba en casa, o jugándo en los jardines. Pero estar con otros, era como mostrarme en un estado muy vulnerable. Yo no lo entendía en aquel entonces, yo sólo quería salir a jugar.

➳ LUNA ➳ CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora