Cálido.

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El sol se acercaba y el gato negro tirado en la entrada del callejón no hizo nada para moverse.

Tenía hambre y sueño. Y el simple hecho de desplazarse a la sombra porque la luz lo tocaría pronto era una molestia.

El felino dejo que sus párpados cubrieran sus orbes del color de la escarlata. Cuando el astro rey llegara, él estaría bien. Era inmortal, después de todo. Con ese pensamiento se dejó caer a los brazos de Morfeo.

Despertó al sentirse trasladado, pero sin la energía suficiente para abrir sus ojos sólo permite que el extraño lo lleve en brazos. Probablemente lo llevarían a un refugio animal. Será una molestia escapar más tarde.

Minutos después es dejado en el suelo, de nuevo, antes de sentir como el agua cubre sus patas.

Debería moverse, molestarse y salir corriendo para alejarse del líquido, acompañado de uno o dos sarpazos de sus garras. Es un gato, se supone que odia el agua. Pero no puede más que soltar un maullido a modo de suspiro.

Una tina llena de agua tibia y con el olor a jabón de áloe llenando el pequeño espacio del baño es todo lo que agradece, preguntándose mentalmente cuantas décadas han pasado desde que sintió ese tipo de comodidad.

Intenta no pensar en las manos sueves que lo enjabonan y limpian, después de todo él es hombre y puede decir -por el tamaño de las extremidades- que el humano frente suyo no es una chica. Pero no le da demasiada importancia, ser un gato está resultando tener sus ventajas.

No puede reprimir un ronroneo al sentir al chico secar su pelaje con mimo y esmero, y se siente estupido ,pero no lo suficiente como para quejarse.

"Tlinc, Tlinc"

El sonido débil y armonioso provoca que sus orejas se muevan en su búsqueda, avivando los instintos gatunos que ni sabía tener.

"Tlinc, Tlinc"

Se acerca y siente las manos suaves y calidas de su cuidador alrededor del cuello.

Genial, ahora tiene un adorno de gato doméstico.

Y sabe que lo que viene será una molestia cuando es alejado del suelo, nuevamente, por las manos cálidas.

"-¡Perfecto! Tu nombre será... Kuro."

Si, es una molestia.

"-Debes tener hambre, Kuro. ¿Qué debería darte...?

Pero igualmente le da pereza negarse.

Al despertar al día siguiente, en su pequeña y cómoda cama para mascotas, ya es capaz de abrir los ojos y observar al humano.

Estatura media, castaño y ojos color chocolate.

Seguramente una buena persona si acogió aún gato sin preocupaciones.

Sleepy Ash se sintió ligeramente decepcionado. El chico es demasiado activo desde temprano. No podía ser perfecto.

Lo ve acercarse y arrodillarse a su lado y no se aleja porque no quiere abandonar la suavidad de su almohada.

"-Me voy a la escuela, Kuro. Se buen chico. Nos vemos más tarde."

Y de nuevo las manos cálidas en su pelaje. Maulla sólo para que él humano se de por escuchado y lo observa salir de la habitación segundos antes de oír la puerta principal ser cerrada con llave.

Sintiéndose bien por la falta de luz solar -detalle otorgado por las cortinas en las ventanas - regresa a su forma original y se acerca al espejo.

Su reflejo es exactamente lo que esperaba. Un gato negro le devuelve la mirada a través del cristal. Aunque ahora tiene algo diferente. Un objeto. Redondo y dorado.

Toma el cascabel en su mano haciendolo sonar y suspira.
Sintiéndo que morirá por lo irreal de la situación se encamina a la puerta.

Destino: la cocina.

Después se irá.

O ese era el plan antes de encontrar el ramen instantáneo junto al gran paquete de papas fritas en la alacena.

Kuro&MahiruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora