Star Wars: El amor de Darth Vader

Capítulo 6: Naboo

Narrador Padmé:

Después de quince minutos de hablar con mi familia, logré convencerlos de que nos viéramos sólo por el fin de semana, ya que hoy es viernes, claro que, no les podía decir el porqué y digamos que, en eso me tardé como 10 minutos, en explicarles mis razones; pero al final, concordaron conmigo y decidimos vernos el sábado en la noche, porque mi padre trabaja hasta tarde. Después, me dirigí a mi habitación y me percaté, de que mi marido se había ido de la cama, eso me hizo sentir extraña, porque no quería que se fuera, era una sensación muy extraña, porque se supone que yo no sentía nada por él; pero en muchas ocasiones, no podía evitar extrañarlo o sonreír, con el simple hecho de que su rostro pasara por mi mente. Después, me cambié y me vestí para luego ir a desayunar, lo que me sorprendió más, fue que cuando llegué a la cocina, me encontré a Vader preparando el desayuno y yo, sonreí por lo que veían mis ojos.

Padmé: - Pensé que cocinar no era una de tus múltiples habilidades - reí al hacer ese comentario y él, seguía de espaldas, mientras terminaba de preparar lo que fuera que estuviera haciendo.

Anakin/Vader: - Bueno, al menos espero que puedas sobrevivir, con unos cuantos panes tostados - dijo todavía de espaldas hacia mí, pero no serio, sino con un sentido del humor un poco más agradable que me hacía sonreír.

Padmé: - Sólo, si llevan mermelada de fresa - dije sonriendo y en eso, vi como se volteaba hacia mí, pero cuando me vio, se me quedó viendo impresionado, como si hubiera visto un fantasma.

Anakin/Vader: - (Se ve hermosa, siempre la había visto con todos vestidos tan superpuestos, pero ahora, puedo verla con su figura normal, en un vestido verde ligero y su pelo rizado, que cae en caireles) - de cierto modo, me halagaba que me viera así, con sus ojos nobles de color azul; pero al mismo tiempo, me asustaba, porque yo sentía en mi interior, como sus ojos me hipnotizaban profundamente - grmm...¿nos sentamos? - dijo interrumpiendo el momento.

Padmé: - Por supuesto - dije algo nerviosa, después, nos sentamos para ver las tostadas que él había hecho; a simple vista, no se veían nada mal y luego de un momento, con la Fuerza, él atrajo un frasco de mermelada de fresa y eso, me hizo sonreír más todavía y cuando las probé, me gustó el sabor - no están nada mal - y ambos reímos.

Anakin/Vader: - ¿Y qué esperabas? ¿Qué te diera comida envenenada o a medio quemar? - y luego, se puso serio - Cuando vivía con mi madre, me gustaba prepararle el desayuno o la cena, cuando ella no estaba en casa - dijo con cierto dolor y serio, yo le tomé la mano, para que no se sintiera solo.

Padmé: - ¿Quieres hablar de eso? - pero negó con la cabeza y yo acepté su decisión, sabiendo que tarde o temprano me lo iba a contar.

Anakin/Vader: - Estuve pensando, mientras estabas contactando a tu familia, creo...que sería mejor, que te acompañara un droide, en lugar de que yo vaya contigo - eso, me dejó anonadada, ya tan pronto se había dado por vencido.

Padmé: - ¿Qué? Pero, ¿por qué dices eso? - dije impresionada - Yo no quiero que me acompañe un droide, yo quiero que tú vengas conmigo - dije ansiosa, porque la verdad es que ya no quería que se quedara atrás, porque ahora ya disfrutaba más de su compañía y no estaba dispuesta a dejar que se alejara todavía más.

Anakin/Vader: - Pero, es que me cuesta mucho mantener una conversación formal con alguien, además, tus padres son del bando opuesto a los ideales del Emperador - y levanté una ceja sarcástica - y...no sé si ellos, vayan a poder aceptarme - y me reí por su nerviosismo, jamás lo había visto temblar de esa manera y le volví a tomar la mano, para que se sintiera seguro.

Padmé: - Claro que te van a aceptar, de eso estoy muy segura - y me volteó a ver con una ligera sonrisa, pero todavía dudoso - mira, yo conozco a mis padres y hermana, sé que al principio les va a costar entender, pero tengo la certeza, de que te van a querer - mientras hablaba, no podía dejar de dirigir mi mirada, hacia sus ojos de color azul tan hechizantes, que casi no podía pronunciar bien las palabras; porque me daban ganas de volver a abrazarlo y besarlo, como la primera vez, pero creo que eso, es lo que me detenía de llevar a cabo la acción.