Permanecí quieto, Nadia hablaba, nadie respiraba. tome el cigarro y lo puse en mi boca. La cenizas despertaron cuando acerqué el fuego al cigarrillo. Ellas nacían y morían en el aire. Su progenitor el fuego y su madre el viento que se las llevaba lejos como una buena mamá protectora. Inhale lentamente el humo. Sentí como quemó mis pulmones, cómo me comía por dentro y me daba calor en la noche en que caían los suicidas del cielo. Si, los kamikaze fríos y violentos, impredecibles en su ataque. Solo respiramos el vapor que se levantaba del suelo que dejaban los estoicos guerreros quienes dejaron su vida en el aire y el pavimento, que lo dieron todo para acabar así, como héroes olvidados en el tiempo. Como simplemente un sustantivo que parece más bien un adjetivo misterioso indescifrable para el hombre quien le denomino lluvia.
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Cuentos bajo la lluvia
Short StoryRecopilación de cuentos escritos bajo la esperanza de que lloviera