Previously on Paranoidd...
[...]
—El comportamiento de mi padre era una reliquia. Deberían hacer un museo sobre comportamientos humanos. Y ahora mírame a mí, sin saber qué televisión comprar. ¿Tú qué crees?
Y me mostró un catálogo de papel. Entonces descubrí la foto de una televisión diferente a las demás.
En su pantalla había una oveja rosa. Acaso... ¿serían imaginaciones mías?
—¿Estás bien? —pregunté.
Tras una sucesión de gestos clave comprendí que al pobre chino le habían robado. La caja registradora estaba vacía en la entrada y había trastos tirados por todo el local. Era una tienda de coleccionismo y antigüedades.
—¡Escucha! ¡Escucha! —gritó una voz estridente. El reloj de cuco había sacado y guardado su pajarito tan rápido que no había tenido tiempo de reaccionar. No era un pajarito, era una oveja rosa de madera.
—Somos lo que hacemos por diversión... —escupió una máquina de arcade que había encajada entre dos estantes, encendiéndose sola.
Cuando alcé la vista me reflejé en un disco de vinilo, pero lo que vi no era yo, sino la cabeza del repugnante dibujo animado. El chino se acercó a ver qué pasaba y solo encontró a una lunática en medio de su pasillo, pataleando como una foca varada en la playa.
—Escucha. He estado pensando... ¿Y si todos somos eternos... pero la eternidad dura ochenta años?
—Mira, Kornelius, ahora no tengo ganas de esto. Estoy sufriendo un episodio de crisis.
Lo mejor era no ver. Lo mejor era no escuchar. La apatía... ¿dónde estaba la apatía? No debes alterarte, Aless, porque un carácter vacío sufre menos.
—Che, ¿estás bien?
—Pot...
—Estoy comprobando una hipótesis, flaca. Consiste en probar que, hipotéticamente, si vos te das un golpe o te pasa algo malo, en vez de cagarte en la puta como hipotéticamente hace todo el mundo, pues hipotéticamente conseguís desviar el dolor si en ese momento gritas algo bueno que te haya pasado.
Seguí mi camino hacia la casa del doctor Merlo con cierto malestar, con cierta desconfianza.
—¿Qué tal tu primer día de Zyprexa?
—...b i e n....
Estaba tan concentrada en la conversación, que hasta ahora no me había dado cuenta del tarro de cristal que había en una de las baldas... En su interior estaba la oveja rosa de nuevo. Sonriendo y mirándome con aquellos escalofriantes ojos horizontales.
—Doctor Merlo... ¿Alguna vez ha tenido la sensación de que está viendo cosas que otros no ven?
[...]
AVENTURA:
Kornelius me despertó al día siguiente con su llamada. Estaba medio aturdida por el Zyprexa y aún no me había levantado de la cama.
—¡Buenos días, Aless! Llamo desde el hospital. —Para variar—. Es que ayer cerré la ventana y se me olvidó que tenía la cabeza asomada. Qué cosas. ¿Vas a venir a verme algún día? Tenemos que hablar. —Hablábamos todos los días.
ESTÁS LEYENDO
Paranoidd ©
Mystery / ThrillerDISPONIBLE TAMBIÉN EN PAPEL Aless va al psiquiatra cada semana para intentar combatir sus conflictos mentales, enfrentando la desconfianza que le produce la medicación cada vez que llega a casa. Aless no estudia, no trabaja, no tiene familia...