Michael

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Ángel :

Un hogar roto,

alcohol y

droga,

fue todo lo que necesité

para llegar a donde estoy hoy.

Para llegar a lo que soy hoy.

Un vagabundo

sin una casa

para refugiar su corazón

de la incesante lluvia,

de esa eterna lluvia.

Dios, siento que me inundo.

Almas de brillo desgastado

pasan con prisa frente mía,

sin tener ni idea de nada

por lo que he pasado,

sus rostros me muestran

la repugnancia

que les produzco.

Bueno,

solo ellos pueden revelarme como soy,

llevo años sin mirar hacia un espejo.

Solo tú me miraste

sin hacerme pensar

que era un monstruo.

Por unos segundos,

esos en los que tardaste

en pasar de largo,

me sentí...

Me sentí, simplemente.

Por eso te escribo a ti

esta triste despedida.

Aunque no te vuelva a ver,

ni vayas a leer esto, claro,

gracias por considerarme

una persona.

Solía pensar

que al morir

era cuando nacíamos

por primera vez,

en un lugar cálido,

ya que antes de irnos

ya habíamos muerto hace tiempo

acabando transformandonos en

tristes marionetas sin vida,

pero quizás

siguen habiendo ángeles como tú,

inmortales en este mundo,

y en el siguiente.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora