La tarde se ha ido rápidamente, pase un rato ameno con mi hombre disfrutando su compañía mientras el en ocasiones hablabla sobre cosas que no comprendía, pero tenerlo a mi lado compensaba todo.
Habíamos cenado en el centro comercial, descubrí que no le gusta la cebolla, empieza a apartarla poco a poco de la comida dejándola en el plato. Me confeso que cuando era un niño su abuela le preparaba un jugo con la dichosa verdura que según se creía ayudaba a subir las defensas y que desde entonces no le agrada, me abrí un poco con el y le dije sobre mi alergia al coco, la fruta no me deja respirar, hace que mi cara se inflame y salgan pequeñas erupciones por todo mi cuerpo. Esta noche dormire nuevamente sola, el no podrá acompañarme unos días, tiene trabajo atrasado por su viaje y desde que llego no ha tocado su portátil.
— ¡Camila!— las luces en casa están apagadas y no hay ni un solo ruido.
Las enciendo con mi teléfono mientras subo y tocó a su puerta, un olor a vainilla inunda mis sentidos mientras un pequeño pero agradable campaneo hace que recuerde porque estoy aquí. Toco de nuevo aun sin respuesta, giro la perilla y me encuentro con mi hermana haciendo yoga con sus audífonos puestos.
— oh, no te escuche llegar, ¿como ha ido todo?— me pregunta mientras me sonríe.
— Bien, ¿ya cenaste?
— si, saque algunas cosas del refrigerador, espero no te importe.
— no, tranquila, si me necesitas estaré en mi habitación — le brindo una sonrisa y salgo de allí.
Entro en mi cuarto y cierro la puerta, comienzo a desvestirme y entro en mi baño para tomar una ducha, en ese momento mi teléfono suena.
— Habla Emilia— respondo
—Hola hija— es mi madre
— Hola mamá, ¿como estas?— le hablo como siempre lo he hecho
— quiero explicártelo todo hija
— no es necesario mamá, ya se suficiente y por mi esta bien así.
— ¿que sabes Emilia?
— te pagaron por tenerme, papá era casado, él nunca me abandono, necesitabas él dinero luego no quisiste cumplir un trato. Es todo.
— oh cariño no sabes cuanto lo siento, quise decírtelo pero no pude— su voz esta quebrada y asumo que esta llorando.
— calmate mamá, han pasado muchas cosas desde eso y para mi siempre seras mi madre, solo quiero hacer de cuenta que no se nada.
— cariño no sabes cuanto lamento que te hallas enterado por bocas ajenas y no por mi
— mamá no te preocupes, ¿como esta la abuela?
— bien hija, la próxima semana tendrá que hacerse unos exámenes de rutina y debe viajar a Madrid
— te mandare para el tiquete de avión, comprale uno en primera clase quiero que este cómoda
— Emi no es necesario
— mamá por favor, ¿que día exactamente llegará?
— Lunes, los exámenes son martes y miércoles hija.
— esta bien, tendré que arreglar otra habitación para ella.
— ¿no arreglaste una hace poco?— omiti él detalle de quien se quedaría allí.
— si mamá pero ya esta ocupada, creo que te imaginaras quien esta allí ¿no?— ojala no se enfade
— si hija.
— hablamos luego mamá, cuidate.
— te quiero emi
— yo igual.
Cuelgo y sigo mi camino a la ducha, dejo que él agua recorra libre su camino mientras mis músculos se estremecen a su pasó, me quedo allí sumida unos instantes disfrutando del dichoso liquido.
Camino hasta mi cama disponiéndome a dormir no sin antes darle una pequeña ojeada a mi teléfono.
"en linea"
Emilia [10:30 pm]:
Gracias por todo lo de hoy, la pase de maravilla, espero todo vaya bien, te quiero.Me quedó unos segundos esperando a que me responda, rápidamente pasan a minutos y aun sigue sin hacerlo, veo que sigue en linea un tiempo mas y desisto, debo descansar.
ESTÁS LEYENDO
Conociendo El Pecado
Fiction généraleEmilia es una exitosa y hermosa empresaria de tan solo 25 años. Tras sufrir él abandono de su padre a la corta edad de 12 años, toma le desicion de no enamorarse nunca. Trece años después se convierte en la presidenta de una reconocida empresa prove...