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Las horas pasaron con rapidez. 

Era raro estar de nuevo en casa. Bueno, en casa de Danielle. Aunque sólo habían pasado unas cuantas semanas desde que me había mudado con Harry, me sentía extraña estando allí. 

Quería volver a la calidez de la casa de Harry, precisamente a la calidez de sus brazos.

¿Para qué demonios habría ido a la ciudad? Me carcomía la cabeza pensando en los riesgos potenciales que podrían afectar a Harry. Y no, no me refería a accidentes de tráfico o estafadores. Chicas. Mujeres bonitas había en todos lados, y mucho más en la ciudad. ¿Estaría haciendo caso omiso a nuestro pacto de exclusividad?

Desafortunadamente no podía decir "no, él no es así", porque estaría mintiendo. 

Silencié mis miedos un poco, y preparé un tazón con leche para Miel.

Siempre había querido un gato. Un gato pequeño y de ese mismo color. 

De niña vivía pidiéndoselo a mi padre, pero el nunca había cedido a mis súplicas, ya que un gato parecía ser "un estorbo". Y bien, eso era lo que más me había sorprendido de su curioso regalo.

Me senté en el sillón con el gatito sobre mi regazo.

Danielle estaba por alguna parte de la casa, haciendo quién sabe que.

Bueno, no era muy difícil adivinarlo... Liam aparecía casi todas las tardes en su casa. Y no me sorprendía.

A lo largo de los días, ambos habían desarrollado una electrizante "amistad".

-¡Feliz cumpleaños, vieja!- gritaron ambos llegando al living.

Un pequeño pastel de color rosa con velitas blancas estaba en las manos de Danielle.

¿Quién diablos había dicho que me gusta el rosa?

Se acercaron a abrazarme y me cantaron el feliz cumpleaños.

-¿Enserio ya son las doce?- pregunté sorprendida.

Que rápido pasa el tiempo cuando uno piensa en el amor de su vida.

-De hecho, son las doce y diez- confirmó Liam mirando su reloj.

-Come pastel, vamos que he tardado horas haciéndolo- dijo dramáticamente Danielle.

-Pero si me ha costado menos de cinco minutos ir a compr...- Liam fue interrumpido por Danielle con una mirada amenazante- oh, claro, ha estado todo el día preparándolo para ti-.

Reí y los abracé a ambos.

-Toma tu celular, hace diez minutos que no deja de sonar, ya me tiene harta ese tono de "Glee"- me acercó mi teléfono y siguió parloteando- personalmente, creo que deberías cambiarlo.

Quince llamadas perdidas de Harry.

Un sin fin de mensajes diciendo:

"Feliz cumpleaños fea"

"¿Porqué diablos no me atiendes?"

"He dicho "fe-liz cumple-años! ¿no vas a responderme?"

Reí ante la desesperación de Harry y a la siguiente llamada entrante, atendí.

-¡Feeeeeeliz cumpleaños!- gritó en mi oído alargando exageradamente la "e"- ¡hasta que me atiendes!- se quejó.

Me reí.

-Gracias, y lo siento, es que no tenía el celular a mano-.

-Me he dado cuenta, en unas horas estaré todo el día contigo ¿sabes?- dijo apenado- lamento no estar ahí-.

-No importa, Danielle y Liam se han encargado de eso por ti- respondí no del todo en broma.

-Dios, _________- murmuró. 

¡¿Qué diablos me quieres decir Harry?! 

-Te quiero aquí- admití caminando alrededor de la pequeña mesa en el living.

-También quiero estar ahí bebé... -suspiró- pero me han surgido asuntos. Te prometo que te recompensaré-.

-Más te vale- le advertí fríamente- ¿hay chicas bonitas allí?- pregunté curiosa.

-Si hay alguna, no las puedo ver. Te tengo todo el día en mi cabeza-.

Casi me da un ataque al corazón.

-¿Tus frases las practicas antes de decírmelas o es todo una excelente improvisación?-.

-De hecho, las saco de Internet-.

Ambos reímos.

-Diablos, un par de horas y ya te extraño, ___________-.

-También te extraño- murmuré- pero en un par de horas nos veremos, tú lo dijiste ¿o no?-.

-Claro que sí- dijo animado- bueno, debo dejarte. Aunque admito que no me molestaría pasar toda la noche hablando contigo- ambos reímos-.

-La cuenta...- le recordé.

-Y ni te imaginas lo que podríamos hacer si estuviera ahí...- dijo ignorando mi advertencia en un intento sensual.

Estallé en risas.

-Nos vemos mañana, ¿bien?- pregunté intentando finalizar la conversación.

-Allí estaré, te quiero _________- me dijo tierno.

-Te quiero más- susurré y corté la comunicación.

Hipócritas mentiras. Un "te quiero" nunca me bastará.

Tocaron el timbre, y me puse nerviosa.

¿Quién sería a esas horas?

Me asomé por la ventana delantera intentando adivinar quién estaba en la puerta, pero Liam se me adelantó.

-¡Feliz cumpleaños!- gritó Zayn entrando con globos de colores con helio y un enorme oso... rosa.

-Gracias- dije entrecortadamente cuando me abrazó dejándome casi sin aire.

-Ya estas vieja, cariño- me despeinó un poco y soltó el oso de tamaño mounstroso en mis brazos.

-No más que tú- le recordé.

-Ahora eres más legal que antes- reímos.





-¡Despierta cumpleañera!- gritó Danielle en mi oído y le arrojé una almohada en la cara.

-¿Acaso no puedes levantarme con amabilidad?- gruñí con voz ronca entre las mantas.

-Tenemos mucho por hacer hoy, así que despiértate- me advirtió sin perder el matiz alegre y chillón que la definía.

-Bien- me rendí. 

Me destapé y la luz me lastimó los ojos.

-¿Porqué haz abierto las cortinas?- pregunté en un grito ahogado.

-Te dije que hay cosas que hacer, aquí esta el desayuno- me dejó una bandeja al lado de mis piernas-.

-Es lo menos que puedes hacer luego de despertarme así- dije sarcástica señalando la bandeja y ella rió.

-Bañate, y cuando estés lista, baja- concluyó saliendo por la puerta de mi habitación.

Desayuné rápidamente y me dirigí al baño.

"Diecinueve años, genial"- me atormentó mi consciencia.

Me duché con agua tibia, y me tardé un gran rato allí.





-Ya no puedo más, chicos- dije cansada, luego de tres horas de compras.

Danielle, Zayn, y Liam se habían dedicado a hacerme pasar "el mejor día de todos"- según mi mejor amiga.

El concepto se basaba en llevarme de compras, y darme todos los gustos. 

-Ésta noche habrá una fiesta en casa- casi escupí el sorbo de jugo.

-¿Así que eso era lo que me estabas ocultando?- pregunté atónita.

-Se que no te gustan las sorpresas- dijo mordiendo un muffín- así que decidí decírtelo antes de que te agarré algún colapso nervioso.

Todos rieron.

-¿A qué hora comienza la dichosa fiesta?-.

-A las nueve, así que debemos ir a casa lo antes posible. Espero te haya gustado el picnic, los chicos se esmeraron- dijo sarcástica rápidamente. 

-Callate, espera a ver mi regalo- contraatacó Zayn.

¿Más regalos?



Luego de unas cuantas horas salía de ducharme.

Danielle hizo limpieza de cutis -"muy poco necesaria"- según ella. Manicura, pedicura, maquillaje, peinado. Me sentía una patética barbie.

-Ponte el vestido que te he comprado hoy- me avisó antes de salir por la puerta de mi habitación.

Suspiré y decidí mirarme disimuladamente al espejo.

Qué bien me conocía Danielle.

Autenticamente sencilla, pero sin perder la sensualidad.

Maquillaje en proporciones justas y el cabello en una trenza cocida. Me sentí bonita.

Busqué en la gran cantidad de bolsas que se encontraban en el piso.

El vestido era hermoso. Blanco, algo corto y ajustado. Delicadas telas de encaje en la parte del tórax hacían que se me vea genial.

"Ya baja el ego"- me dijo mi consciencia. Me reí de mi misma.

Me encontraba linda, ¿porqué no podría estar feliz con ello?

Ajusté el vestido cuidadosamente a mi cuerpo.

Bajé las escaleras poco acostumbrada a los tacones altos.

La casa estaba minada de gente. 

Conocía a la mayoría, y alagué mentalmente a la gran eficacia de Danielle, en la selección de personas.

Todos me saludaron, y observé como una enorme mesa llena de regalos, estaba casi explotando. Puse los ojos en blanco.

Cualquiera venía con excusa de una fiesta.

Pero... ¿dónde diablos estaba Harry?

-Quiero darte mi regalo personalmente- dijo Zayn llegando por la entrada de la cocina.

-Eso ha sonado como la mierda- admití mientras tomaba una bandeja de cupcakes.

-No seas pervertida- rió- suelta esa bandeja, ven aquí-.

Dejé la bandeja sobre la mesada y me acerqué a él.

-Date la vuelta- dijo él.

-No me asustes- advertí en broma haciéndole caso.

-Callate- rió. 

Sentí un frío metal sobre mi cuello.

Bajé la cabeza instintivamente y me quedé maravillada. Un collar de plata con un hermoso díje de cristal. Un corazón.

-Diablos, Zayn... es precioso- dije con la voz ahogada- no debiste...-. me interrumpió.

-¡Te dije que te encantaría!- gritó efusivo- se lo refregaré a Danielle-.

Ambos reímos y lo abracé hundiendo mi rostro en su cuello.

-¿Y qué hay de mí?- se oyó a mis espaldas.

Mi corazón dió un vuelco de sólo oír esa voz.

-¡Harry!- grité dejando toda la cordura y arrojándome en sus brazos.

Oh demonios, ¡cuanto lo extrañaba!

Su perfume inundó mis sentidos.

Oí a Zayn reírse a mis espaldas y luego percibí su ausencia.

-Te he extrañado tanto- murmuró sobre mis labios- feliz cumpleaños...-.

Lo callé besándolo salvajamente.

Jesús, éste amor tan destructivo...

-He traído un regalo-.

-Que estés aquí ya es un regalo-.

El rió y besó mi frente.

-Estas preciosa- dijo pasando su mano por mi cintura- aunque te prefiero sin maquillaje- me apretó contra sí.

Volví a abrazarlo cayendo en la adicción a su piel, a su cuerpo, y a él mismo.



Me dirigió a través de la casa, repleta de gente, para llevarme hasta el patio trasero.

-¿Qué es eso?- preguntó mirando la caja rosa en la que venía Miel.

-Después te contaré, no arruines la atmósfera romántica- ambos reímos y el volvió a apretarme contra su cuerpo.

-_________...- dijo poniéndose serio- yo... uhm... yo...-.



{Narra Harry}



-Te amo-.



Lo solté de una buena vez por todas y sentí como se me iba el color de la cara.

Finalmente lo había dicho, y no me arrepentía. Lo que más me asustaba era su silencio agonizador.

Se arrojó a mis brazos y la apreté contra mi cuerpo.

-¿Hay cámaras por algún lado? ¿es una especie de broma?- susurró sobre mi oído ahogada.

-No, claro que no- reí aliviado- desde hace meses... yo... antes de que nos pelearamos cuando estabas en el instituto,... me di cuenta.

No sé como explicarlo, pero... te amo. Tal vez no sientas lo mismo, y te alejes de mi, pero tenía que decirlo... ya no aguanto más. Te amo, te necesito, y te quiero a mi lado- apoyó su frente contra la mía.

-Te amo, aun más- sus palabras me quemaron la garganta.

Quería llorar, llorar de felicidad.

La abracé hundiendo mis labios en su cuello, ella se apretó contra mi suspirando agitadamente.

-Ha sido el mejor regalo de cumpleaños- me susurró en el oído.

Me paré en seco y sonreí.

-Éste no es el regalo, aun hay más- dije firme y ella arqueó una ceja divertida.

Who do you think you are? -TERMINADA- Harry&túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora